Capítulo 4

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Varios años antes de la creación del trono.

—Yuam, ¿Eh? —musita un joven Némesis mientras come una manzana—. Oye, Luke ¿De verdad esto ayudará a mamá?

Luke le mira de reojo mientras observa un reloj, se encuentran en una sala con nada más que cámaras que le vigilan de manera constante.

—Si funciona como tiene que funcionar sí —responde bostezando—. Tenemos los datos que obtuvimos de Ciudad Infinity ¿Recuerdas?

Némesis asiente, todavía inseguro de sí de verdad esto funcionará o al menos serviría de algo para salvar a su madre.

—Incluso Mika se fue, ¡Idiota!

Luke suelta un suspiro, soportar a este mocoso usualmente tranquilo se volvió un suplicio tras dejar atrás a su progenitora.

Conducta que solamente fue a peor en el momento que su medio hermano (Si se le puede llamar como tal) se separó del grupo para ir tras sus propias aspiraciones.

—De cualquier manera, si conseguimos su ayuda podemos probarlo primero en este mundo y posteriormente perfeccionar lo para ir en contra de los de la Alpha Exist.

Némesis le miró, antes de permanecer callado, después de todo, desde su punto de vista el simple hecho de estar junto a su madre le era suficiente, así que buscar una guerra es algo que desde su punto de vista está de más.

“Es por el bien de madre”, pensó y le dejo ser.

—Su solicitud ha sido aceptada —comenta el ángel de rango medio bajo, Jeliel—. Sin embargo parece que únicamente se limitará a este mundo según lo que nos dijo nuestra diosa.

—Bien —comenta Luke, sonriendo triunfante.

Jeliel suelta un suspiro antes de decir la principal pregunta que pasa por su mente, y que como guardián de Yuam no puede únicamente dejarlo pasar pese a la aprobación de su diosa.

—¿Por qué un humano quiere un artefacto tan poderoso? —pregunta Jeliel.

—Para proteger el corazón de cierta persona.

Jeliel recordó aquella otra situación, dónde intervino el dios del reino de la oscuridad, el dios de los demonios y selló a algún ente para evitar la caída de Ciudad Infinity, aunque terminó por resultar inútil gracias a la existencia de la traidora más grande de la historia.

—¿De verdad buscas un objeto casi omnipotente solamente para eso? —cuestiona el ángel, todavía incrédulo.

“Un humano sin ego” pensó, encontrándose realmente sorprendido de tal hecho.

Tras eso, simplemente decidió aceptar las órdenes, ante un hecho casi inédito ¿Siquiera él sabía de la existencia de algún otro humano capaz de llegar tan lejos por otra persona? Al menos que él recuerde, no.

“Este será un deseo lindo de cumplir” pensó.

***

—Esto definitivamente es una trampa o algo.

Quién dice aquellas palabras es Felicia al notar que nos encontramos en lo que parecen largas calles abandonadas.

Un ambiente helado con una ventisca incesante pese a que a tan sólo unos centímetros está la puerta y se ve claramente soleado.

“¿Qué demonios?”

Lo mejor será no darle vueltas, pero definitivamente será un problema cruzar bajo esas condiciones metereologicas.

Sin pensarlo más, Felicia cruza sin titubear ningún mísero segundo, aunque comienza casi de inmediato a temblar del frio.

Definitivamente esta no es una situación normal, bueno, hace rato que dejó de serlo y sin embargo esto es algo todavía más loco.

¿Una Segunda Oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora