Capítulo 2.-Lo que quiero hacer

157 17 6
                                    

—¡Tierra!

para evitar ser detectados, atracamos en una playa algo abandonada, y por la cantidad de barcos destrozados puedo suponer que se trata de un cementerio de barcos.

—…

antes de poder pensar en otra cosa, reina me toma de la mano y me pone junto a daries.

—el problema son ustedes dos, los semihumanos están prohibidos en la teocracia.

suelto un suspiro y sujeto de la mano a daries, acto seguido nuestras orejas y colas de zorro se desvanecen.

—¡es una sensación extraña! —declara daries.

—no lo negare —musito, extrañada.

—ahora, si mal no recuerdo el teletransporte a la capital se encuentra en la capilla —comenta sophía.

“¿no será eso un problema?”

por las expresiones de todos parece que sí.

—puedo teletransportarnos cerca de ahí, pero me llevará mucho tiempo —comenta reina.

—¿de cuánto estamos hablando? —pregunta kermar.

—unas ocho horas ¿quizás? —declara.

kermar parece considerarlo, daries lo mismo, más august palmea la espalda de kermar, sacándolo de sus pensamientos.

—¿qué hay que pensar? nos tomaría toda una semana ir a pie o en algún vehículo —declara.

—supongo que tienes razón.

—bien, entonces nos vemos —declara mientras se para frente a mí.

antes de que pudiera reaccionar, me lleva arrastrando de la mano.

—¡oye, imbécil! ¿qué crees que le haces a la gran yo?

sin embargo, mis reclamos no funcionan en lo más mínimo, así que decido seguirle el juego.

—¡tengamos una cita!

—me largo.

—….

august me sujeta de la mano y no me deja ir.

—¡¿qué demonios pasa contigo últimamente?!

finalmente me suelta y me mira con seriedad.

—me he guardado esto para mí, pero soy capaz de leer mentes.

—¿ah?

mi cerebro dejó de funcionar unos segundos.

volteó a verlo, desconcertada.

—bueno, igual es una habilidad inútil desde que tengo que permanecer cerca de esa persona alrededor de veinticuatro horas.

tras ello suelta un suspiro, al perder la concentración mis orejas y cola de zorro vuelven a ser visibles.

—es sólo que es… ¿repentino?

—lo que digas, entonces ¿desde cuándo conoces a ese eloah?

me quedé de piedra unos segundos, ¿de verdad podría hablar de eso con alguien más?

—no puedo decirte nada —respondo.

honestamente quiero desahogarme de esta sensación de asfixia por no poder contar sobre eloah, pero, ya fui amenazada antes, no puedo arriesgar a nadie más.

—supongo que es inútil no soy tan confiable ¿eh? —musita.

—realmente te estás comportando muy extraño últimamente.

¿Una Segunda Oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora