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Sofia

Han pasado tres días desde que empecé la universidad, y en este tiempo me he acostumbrado a la presencia de Amelia que es muy habladora y de la presencia de Gia, aunque esta última no me habla mucho, son las únicas compañeras que tengo, pero conozco a otras personas, pero no soy cercana a ellos. Mi amistad con los hermanos Martileni cada vez se hace más grande, ellos me hacen sentir cómoda y a gusto, les gusta mucho conversar, escuchar música y se ofrecieron a llevarme y traerme en su auto, pero esto se lo tuve que negar ya que no quiero molestarlos, también me han hablado mucho de sus tres hermanos mayores y siempre que me hablan de ellos me dan más ganas de conocerlos.

—Sofia, te estamos hablando cariño— Oscar me agarra la mano sacándome de mis pensamientos.

—Lo siento mucho Oscar— Le sonrió apenada —Estaba algo distraída—

Nos encontrábamos en su mesa, hoy decidí sentarme con ellos y las muchas miradas no tardaron en llegar a nosotros como siempre sucedía cuando me sentaba en este lugar.

—¿En qué tanto piensas corazón?— Pregunta Marko con interés, y si, ellos me daban diferentes apodos y eso no me molestaba para nada, me sentía especial por así decirlo.

—De todo, de cómo han sido mis pocos días en la universidad y todo eso— Acomodo mi cabello —Por cierto, hoy comenzaré a trabajar en una cafetería—

—¿Trabajar?— Pregunta Marius con duda —¿Para que necesitas trabajar?—

Ellos no saben que soy becada, temo perderlos por el simple hecho de que yo no le llego ni a los talones.

—Chicos, verán yo no soy como ustedes o como otras personas de aquí— Mi nerviosismo aparece —Yo no soy rica, tampoco tengo dinero y... — Los miro antes de continuar —Soy becada, pude entrar a esta universidad con mucho esfuerzo y dedicación—

Me preparo para el rechazo que me den.

—Si bien mis padres tienen dinero, pero ellos nunca han visto por mí y ni siquiera les intereso ya que ellos se divorciaron cuando era pequeña y ahora cada uno tiene su propia familia por lo tanto soy solamente yo— Bajo la mirada y aprieto mis manos.

—Sofi, no sabíamos nada de eso— Dice suavemente Samuel —No quiero que pienses que nosotros te juzgaremos por eso, tampoco nos alejaremos—

—¿En serio?— Los miro sorprendida.

—Así es, nena, no te preocupes por eso— Oscar acaricia mi mejilla —Pero quiero que seas totalmente abierta con nosotros, no queremos que nos oculte nada—

—Lo siento, no quería hacerlo, pero tenía miedo, en estos días me he sentido muy bien con su presencia y no quiero perderlos— Hago un puchero.

—Bueno, pero ya vez que no fue así, ahora cuéntanos en que cafetería trabajaras— Oscar deja un dulce beso en mi frente.

—Bueno antes de que consiguiera el trabajo, busqué en varios sitios, quería trabajar en un lugar que no me quedará ni tan lejos de casa o de la universidad y conseguí una, se llama Cafetería Cioccolato—

—¿Cioccolato?— Los cuatros preguntan lo mismo con asombró, por lo que yo solo asiento con la cabeza.

—Vaya esa es nuestra cafetería favorita, tienen unos ricos postres y es una de la más famosas en la ciudad— Dice Marko.

—¿En serio?— No sabía de eso —Ya veo porque necesitaban una empleada con urgencias, debí suponerlo había muchos clientes— Bebo de mi cocacola.

—No muchos pueden trabajar en ese lugar, por lo que escuche tienes que saber variedad de cosas para poder ser contratado— Samuel toma de su bebida.

—Sí, me di cuenta de eso, pero bueno en mi país hice un curso de barista así que se hacer variedad de cafés, también ya había sido mesera y también hago postres—

Mujer De Los MartileniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora