Sofia
Estoy en mi tocador arreglando mi cabello mientras aprovecho los minutos solas ya que cuando estoy con algunos de los chicos no me dejan hacer mucho. Me he quedado en su mansión por unos tres días seguidos, me agrada estar aquí con ellos y no sola en el departamento porque de verdad me da miedo.
—Sofia— Leonardo entra a nuestra habitación.
—Amor— Me levanto y lo miro con una sonrisa en mis labios
Me levanta con sus fuertes brazos y me sienta sobre el tocador. No tardo en ponerme nerviosa frente de él, es tan grande y dominante que me deja sin sentido alguno.
—Escuche que iras hoy con las chicas a comprar las cosas para el cumpleaños de Samuel— Asiento rápidamente con la cabeza sin quitar la mirada de sus ojos —Justamente hoy llegó esto— Saca de su bolsillo una tarjeta negra —Es para ti—
Casi me ahogo con mi propia saliva —¿Qué?—
—La pedí hace unas semanas, es tuya y puedes comprar lo que quieras—
—Leonardo... No necesito eso—
—No quiero objeciones, Sofía. Aceptaras la tarjeta y sin quejas—
—Pero...— Me da escalofríos como me mira seriamente, si siguió negándome se enojará y será peor mi castigo —Esta bien, solo comprare las cosas para la fiesta y nuestros disfraces—
—Compra lo que desees, puedes usarla sin miedo— Besa mis labios —También quiero decirte otra cosa—
—Claro amor— Acomodo el cuello de su camisa.
—Marko y yo pedimos una cita para ti en el ginecólogo— Me quedo congelada —No hemos sido muy cuidadosos contigo, queremos disfrutar nuestra vida sexual por un tiempo y aunque tomes las pastillas y nosotros seamos cuidadosos, no quiere decir que no haya riesgos—
—Nunca he ido a un ginecólogo— Digo avergonzada.
—Entiendo, Marko ira contigo y no se alejará. Después de todo él se encargará de tu salud— Acaricia mi mejilla con adoración —Te veo más tarde, cariño— Deja un tierno beso en mis labios, me ayuda a bajar del tocador y luego él se marcha de la habitación.
Miro la tarjeta negra que está en mi mano, no puedo creer que Leonardo me haya dado una tarjeta como esta. He visto como todos tienen una igual, hasta los Mirreti, Gia y Amelia.
—¿Que tanto la miras?— Levanto la mirada encontrándome Marius en la puerta.
—Leonardo me la dio hace unos minutos, nunca pensé que llegaría a darme una de estas—
—Depositar dinero a tu cuenta es muy tedioso, era mejor que tuvieras una y pudieras comprar sin límites— Se acerca a mí —Solo no le des tantas vueltas, es tuya. Eres la mujer de los Martileni y debes de tener lo mejor—
—Aun así, esto es muy abrumador. Aun no me acostumbro a esto y mucho menos ser considerada importante—
—Pero lo eres, quieras o no, eres lo más importante para nosotros— Besa mi frente —Las chicas llegaron, se irán con Danilo, es el único que puede acompañarlas el día de hoy—
—Lo entiendo amor, no te preocupes—
Todos están ocupados, tienen reuniones familiares y deben de ir cada uno. Se encontrarán con sus padres y tendrán reuniones de su trabajo oscuro, todos deben de estar presente ante eso.
Bajo con Marius hacia la sala principal de la mansión, ahí ya se encuentran las chicas con Danilo. El gemelo menor fue el único que se pudo escapar por algunos segundos, luego de dejarnos él se ira a la reunión.
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Mujer De Los Martileni
RandomSofia Curuso llega a Italia para hacer una nueva vida en aquel hermoso país. Lo que no se esperará es conocer a un grupo de hermanos, siendo estos los mas populares de la universidad y también los más adinerados del país. Con esos hermanos ella con...