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Marius.

Mis hermanos Samuel y Marko lograron convérsenos de ir a una fiesta en un club, según ellos iban a ir casi toda la universidad. Hace ya un tiempo no vamos todos de fiesta, mis hermanos han estado muy ocupados con las empresas y yo no soy muy amante del ruido y el alboroto. Decidimos ir todos, mis hermanos estaban algo estresados y si la fiesta era buena podían relajarse un poco.

Nos encontramos en el segundo piso del club, había varias mujeres con nosotros, todas nos tocaban y trataban de ponernos sus senos en la cara o restregándolos por nuestros brazos o pecho. Mi hermano Camillo odia el contacto físico con personas que desconoce, así que él está solo y si le gusta a alguien solo se acerca y listo, él es muy diferente a nosotros que no nos importa. Y solo dejamos que estas mujeres estén así con nosotros porque queremos saber si reaccionamos de una manera sexual pero no ha habido ninguna reacción, lo que quiere decir que estamos completamente en las manos de Sofia sin ella saberlo.

Marko escupe su cerveza, todos lo miramos extrañado por eso —¿Esa no es Sofía?— Todos nosotros dirigimos nuestras miradas a aquella mujer con cabello chocolate que acaba de llegar.

Nunca me imaginé que Sofia era una mujer de fiesta, siempre creí que ella no le gustaban estas cosas y mucho menos lugares con tanto alboroto.

Pensé que era un ángel, pero aparecer no es así.

Todos nos tensamos cuando ella nos encontró con la mirada, se quedó unos segundos mirándonos y luego nos dio su típica sonrisa angelical.

—Mierda— Dice Samuel.

Nos levantamos para quedar en los barrotes de vidrio dejando a las mujeres lejos de nosotros —No puedo creer que ella haya venido— Miro a mis hermanos.

—Siempre la vi de ser incapaz de venir a estas cosas— Confiesa Oscar mirándola.

—Parecen que no la conocen del todo— Se burla Amos y lleva su vaso a sus labios para beber del líquido.

No quitamos la mirada de nuestra mujer, tragamos grueso cuando se encamino a la pista quedando a espalda de nosotros y notamos su enorme y redondo trasero que se marcaba deliciosamente con ese puto short que carga.

—Dios que trasero— Dice Oscar mordiéndose los labios.

Seguro que mis hermanos tragaron grueso al igual que yo al ver como ella empezó a mover su trasero como toda una maldita experta.

Mi polla no tardo en ponerse dura.

—Maldición, me la imagine saltando en mi polla— La voz de Marko sonó más gruesa de lo normal.

—No fuiste el único— Esta vez habla Leonardo.

Nuestras miradas no dejaron en ningún momento a nuestra mujer, veíamos sus movimientos, como su trasero bajaba y subía con lentitud, como se apoyaba en sus rodillas para así hacer un maravilloso twerk.

No sé por qué, pero creo que está bailando para nosotros.

—Malditos— Dice Camillo entre dientes —Esos malditos no dejan de verla—

Miramos a los hombres que están alrededor de ella, se la estaban comiendo con la mirada y se notaba la erección que tenía en sus pantalones.

¡Es nuestra mujer, maldita sea!

—Tráigala— Ordena Leonardo, se aleja de nosotros para echar a las mujeres que aún estaban aquí.

Junto con Samuel nos dirigimos al piso de abajo, apartamos a las personas que estorban en nuestro camino hasta que quedamos justo detrás de Sofia quien no ha dejado de bailar.

Mujer De Los MartileniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora