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Samuel

Los días con Sofia pasan más rápido que de costumbre, eso no nos agrada porque queremos que los días sean mucho más largos de lo que son. Ahora dependemos de ella, así como ella a nosotros, tanto que no podemos durar ni una hora sin saber de ella, nos vuelve loco si no tenemos, aunque sea un mensaje de su parte. Esto les afecta mucho más a los mayores por sus apretados trabajos, ahora no les importa contestar un mensaje de nuestra mujer en plena reunión cosa que antes no hacían con nadie. Nos ha cambiado, eso es cierto, pero lo amamos, nunca antes habíamos amado igual.

—Sammy— Escucho a mi bebé, volteo rápidamente colocando en pausa el videojuego en el proceso.

Y allí esta ella, con una de mis camisas, con sus pantuflas que le compre, su cabello desordenado en una coleta y en sus manos una bandeja.

—Te he traído un aperitivo— Se acerca dejando un plato con dos sándwiches y un juego de manzana —También le deje comida a Marius, se quedará toda la noche terminando un boceto y además de una maqueta. Quería quedarme con él para ayudarlo, pero me dijo que era mejor venir contigo y hacer que durmieras más temprano—

—Es muy temprano aun— Tomo su mano para besar su dorso —Hace dos horas que cenamos y vimos juntos una película—

—Lo sé, pero aun así debes dormir más temprano. Marko me dijo que duras hasta las cuatro de la madrugada—

Ruedo los ojos —Debo admitir que antes duraba mucho, mis horas de sueño eran aproximadamente dos horas— Sonrió al ver que me mira con reproche —Si, sé que no era muy bueno para mi salud, pero desde que llegaste he cambiado eso—

—Umm espero que sea cierto—

—Lo es— La acerco a mí para colocar mi cabeza entre sus pechos —¿Qué hacen los demás aparte de Marius?—

—Bueno, Oscar y Marko están viendo junto a Amos los nuevos autos que llegarán. Leonardo está en sus despachó haciendo cosas del trabajo mafioso— Ríe con diversión —Camillo en su habitación ya dormido porque de verdad hoy estuvo muy ocupado— Hace un tierno puchero —Es una pena no dormir todos juntos, pero la mayoría están muy cansados y será mejor que todos durmamos separados—

Luego de unos minutos Sofia se había despedido de todos mis hermanos y decidió venir a quedarse en mi cuarto. Desde que se sentó en mis piernas con su rostro en mi cuello ha estado muy callada, no mira como juego y ni siquiera hace algo. Esta extraña.

Coloco en pausa el juego —¿Qué pasa mi amor?— Paso mis manos por su espalda.

—Creo que no te he dado la atención que mereces— Su voz sale tan baja, por suerte está cerca de mi oído sino no la podría escuchar.

—¿Piensas que me estas dejando de lado?— Asiente en un movimiento de cabeza —¿Y crees que estoy molesto o algo parecido?— Vuelve a asentir —No estoy molesto, si piensas eso debo decirte que no es así porque adoro la atención que me das. Comprendo que también estas con mis hermanos y no puedo exigirte mucho, además cuando llegamos a casa debes estar los mayores y con ellos no compartes mucho—

—Pero... Tu y yo no hemos estado de una manera más íntima, ha pasado un tiempo desde aquella vez en el salón—

—Nena, no solo te quiero para tener sexo y si no hemos podido tenerlo por completo es porque no hemos tenido el tiempo o el momento. No pienses que solo me harás feliz teniendo sexo ¿Me entiendes?—

—Te entiendo, amor—

Hago que me mire —Eres tan hermosa— Detallo cada parte de su rostro, es simplemente una diosa en vida —Nena, con solo tenerte así, en mi casa, junto a mis hermanos y a mí, eso es mucho. Adoro estar en el mismo lugar que tú, escuchar tu risa y tu voz, saber que estas presente. Eso es lo que me encanta y si, obvio que me gustaría tenerte clavada en la cama completamente desnuda y dispuesta ante mí en cualquier momento, pero no puedo permitirme eso contigo—

Mujer De Los MartileniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora