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Sofía

Nos despedimos de mis suegros con un movimiento de mano, ellos se encontraban en su auto listo para irse a su casa. La fiesta termino poco después de mi accidente con Federico. Aun no entiendo por el comportamiento de Camillo ante eso, pero parece que ellos y ese hombre se llevan verdaderamente mal.

Sin darme cuenta Samuel me coloca en su espalda y me carga para entrar a la casa —Vamos, nena, debes cambiarte de ropa—

Coloco mi cabeza en su hombro, veo a los demás entrar de igual manera y subir con nosotros hacia las habitaciones. Samuel me deja en la habitación de Marius, sé muy bien porque me trajo aquí y ahora debo ser más valiente que nunca.

—Adentro esta tu ropa, espero que te agrade lo que elegimos para ti— Guiña su ojo —Me iré a cambiar—

Antes de que pudiera hablarle el sale rápidamente de la habitación. Extrañada entro al baño encontrándome algo que me deja sin respiración. En un conjunto de ropa interior de encaje con una bata de seda muy reveladora. Joder con estos hombres, me volverán loca.

—Tu puedes— Me animo.

Voy quitándome la ropa dejándola toda en la cesta, solo me quedo con el collar de Marius. Con un pañuelo mojado quito el poco de maquillaje que traigo y con mis dedos peino un poco mi cabello. Miro de nuevo aquellas tres prendas que esperan por mí, respiro hondo y me las coloco viendo en el espejo. Estoy súper nerviosa, esto no será nada comparado a aquellas noches de besos y pequeños toques en el cuerpo, esto será más intenso que esas veces.

Con seguridad salgo del baño, no sé cuánto tiempo dure dentro pero ya los chicos se encuentran en la habitación. Los siete tienen solo un pantalón chándal, Marius está en la cama mientras los demás en un sofá aparte. Todos me miran con lujuria, me hace sentir tímida, pero a la vez muy afortunada de obtener siete miradas tan significativas.

—Ve hacia Marius, nena— Ordena Leonardo dándome escalofrío su voz tan dominante.

Camino hacia Marius, el no deja de mirarme con esos ojos grises lleno de intensidad. Veo necesidad y excitación en ellos, está ansioso de tenerme en sus brazos y yo estoy más que ansiosa en estarlo.

—Eres muy hermosa, Sofia— Se levanta, alzo la cabeza para poder mirarlo a los ojos —Y esta noche serás completamente nuestra— Pasa sus dedos en mis labios antes de devorarlos en un beso hambriento.

Se separa de mi dándome la vuelta quedando frente a los demás. Los seis tienen una campaña en sus entrepiernas, todos sin quitar su mirada de mí y mi cuerpo.

—Desnúdala, hermano— Habla Oscar con una sonrisa sádica en sus labios.

Las manos de Marius pasan por las tiras de la bata y las baja haciendo que la prenda cayera acumulada en mis pies. Sueltan un gruñido al verme con la ropa interior de encaje, es mi primera vez utilizando algo como esto y ellos lo saben. Marius con delicadeza pasa sus manos por mi vientre, sube a mis senos, los aprieta un poco y luego van hacia atrás a desabrochar el brasier dejándolo caer al suelo.

No puedo dejar de mirar a los seis frente a mí, no puedo apartar la mirada aun estando completamente avergonzada y nerviosa de lo que pasara justo en unos minutos. Este será un gran paso para mí como mujer y como novia de los chicos.

—Que gran regalo me darás, amor— Susurra en mi oído, sus manos van a la pretina de las bragas y la baja lentamente haciendo que rodara por mis piernas hasta caer al suelo —Ahora, estas vulnerable ante nosotros—

—Joder, que escultura tan maravillosa estoy viendo— Dice Marko frotándose su polla con su mano por encima de los pantalones.

—La mejor de todas— Sigue Camillo.

Mujer De Los MartileniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora