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Narra Jimin

Cuando escucho la voz de mi abuelo me volteo para ir hacia dónde está Mi-suk quien está desmayada en los brazos de mi abuelo.

La tomo en mis brazos y la cargo para llevarla a la habitación que me dijo la enfermera. La dejo sobre la camilla y me alejo para que la atiendan. Peino mi cabello hacia atrás en desesperación.

—Jimin.

—Ahora no halabeoji.

—Necesito una explicación de lo que está ocurriendo.

—La dire después.

Veo que él camina hacia dónde están las cosas de la castaña y saca su celular.

—¿Qué haces?

—Llamar a su madre, debe saber lo que pasó.

¿Ella volvió a ver a su madre? La miro en la cama y está dormida, en su mano derecha tiene conectado un suero.

La enfermera dijo que debemos esperar a que se despierte y que termine con el suero.

—¿Hace cuanto que sabes que ella está acá?

—Debemos irnos, ya vienen en camino.

Lo miro rápidamente —no la voy a dejar sola, menos así cómo está.

—Entonces esperemos afuera, déjala descansar.

Él se da la vuelta y sale de la habitación dejándome sola.

Por mi parte me acerco más a ella tomando su mano. Está un poco fría, la cubro un poco más con la cobija y dejo un beso en su mano para posteriormente retirarme.

Afuera está mi abuelo, me siento a su lado para esperar que llegue su madre o a que ella despierte.

—¿Has visto a Min-Joon?

—Sí, lo vi esta mañana.

Lo miro en espera que diga más, pero no lo dice.

Así que me siento a esperar a que venga con la madre de la castaña. Lo extraño mucho. Extraño escuchar sus frases sin terminar, o ver como su lengua se enreda al no poder pronunciar bien las palabras y lo que más extraño escucharlo llorar en las noches para que lo pasáramos a dormir con nosotros.

Escucho unos pasos y volteo viendo a tres personas caminar hacia mí. Dos los reconozco a la perfección, pero el otro no.

—Te advertí que no te queria ver cerca de ellos.

—Señor Park, confíe en usted— dice molesto mirando a mi abuelo.

—Debe estar por...

Mi abuelo calla sus palabras al ver que la puerta se abre, el pelinegro trata de tomarla, pero ella se suelta.

—Necesito hablar con ustedes— dice mirándonos.

—No, debes descansar, vamos.

—Sueltame.

—Mi-suk, no es el momento, debes...

—Amor, déjalos...

Ella no me quita la mirada y yo asiento —está bien hablemos, pero primero acuéstate.

Ella ingresa y yo voy detrás de ella. La iba a ayudar a sentarse en la cama, pero ella me lo impide.

—Necesito saber  si cambiaste los exámenes— dice mirándome.

Yo niego levemente —no, no lo hice.

—¿Entonces lo hizo usted, señor Park?

Él niega y se sienta en el sillón de la habitación.

Papá por Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora