El emisor y el receptor

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La vida como un pro héroe es tan agitada, desde la disponibilidad de horario para los patrullajes, los atenuante combates contra cuerpos delictivos o incidentes repentinos. Los héroes deben ser una accesibilidad para facilitar la sociedad a tiempo completo.

Los incentivos, la fama y el cariño de las personas hacia ellos por supuesto que es gratificante, sin embargo, ¿en qué momento un héroe tendría un momento para sí mismo?

Salir al exterior de manera incógnita para no llamar la atención a causa de su fama y tomarse un respiro en su vida personal, incluso con su propia familia si es que contaban con una. En ocasiones ser un héroe podría ser una carga grande que no se sabe equilibrar su peso.

En los últimos par de años muchos héroes debutaron dando un auge de confianza y placer, ya sea con sus poderosos quirks que controlaron las oleadas de delincuencia, su carisma al congeniar con la sociedad o su sencilla pero bien aceptada amabilidad. Unos cuantos se habían tomado mucha fama por estas características, el que muchos ya daban por hecho que se convertirá en el nuevo símbolo de la paz, un graduado de la prestigiosa escuela de Yuei: Midoriya Izuku, el héroe Deku.

Un adulto joven de 22 años que en base a sus logros había ganado popularidad en muchos aspectos. La vida personal de los héroes no suele filtrarse, pero con Deku se llegó a conocer por algunos fans muy involucrados que era un hombre soltero.

Una tarde de patrullaje tranquilo ocurriría algo que agilizó la vida de Izuku tanto para bien... como para mal.

Aquel día en un horario concurrido las calles estaban rebosadas de personas moviéndose en transportes y peatonales. En esos momentos es cuando los crímenes menores eran más frecuentes.

—¡Auxilio! ¡Alguien por favor! —Llamó una persona en las calles.

Un llamado como ese era atendido inmediato por un servidor público o en su caso algún héroe por el área que le pertenecía a Deku, el cual descendió hacia la persona que estaba tirado en la banqueta temblando en frustración.

—¿Estás herido? ¿Qué ocurrió? —Cuestionó ayudando a que levantara.

—¡Un roba carteras! Me acaba de robar un hombre con pasamontañas... ¡se fue por ahí! —señaló hacia unos callejones estrechos mirando con nerviosismo y cierta emoción al héroe.

Deku asintió comprendiendo la situación, se impulsó a la zona con su látigo negro buscando entre los cestos de basura alguna persona u otro indicio de violencia. El teléfono en uno de sus bolsillos vibró, hubiera ignorado de no ser por el sonido que tenía de notificación exclusivo, mientras manipulaba los látigos para movilizarse entre los barrotes de las salidas de emergencia en los edificios su otra mano desbloqueó la pantalla leyendo el mensaje, era Red Riot un excompañero de la academia notificando algo relevante:

"Hubo un asalto a la joyería Shining Stones de la calle B, hay una persecución por ese sector. Si hay alguien por ahí mantengan a los civiles al margen, es peligroso están armados".

Ese se trataba del lugar donde estaba Deku, por lo que guardó el teléfono para enfocarse plenamente en la tarea. Conforme avanzó unos callejones más pudo encontrar al hombre con un pasamontañas en la mano mientras hurgaba la cartera contando los billetes que consiguió. Izuku pretendía terminar ese trabajo y proseguir con el otro lo más pronto posible, así que que descendió frente al sujeto en disposición que inmovilizarlo, sin embargo, al reconocer ese traje verde, sus tenis rojos y las descripciones de quien era arrojó la cartera al suelo y extendió sus manos vacías.

—¡Perdón! ¡Me rindo! Eres Deku, ¿verdad? —Mencionó tímidamente. —Déjame ir, entregaré lo que tomé.

—No puedo hacer eso, debes ir a comisaria. Los policías deberán saber que hacer contigo.

Tengamos un hijo [BkDk MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora