Los colores de mamá

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La vida es un sendero impredecible, se podía comparar en recorrer una ladera montañosa donde el camino no es cómodo en muchas ocasiones, pero podía tener dichosas vistas.

Estaba sentado Izuku en un sofá en medio de alguna oficina administrativa esperando desde hace unos minutos al dueño del lugar, miró el reloj de la pared marcando las 5:00 pm, la hora en que habían acordado reunirse. Recargó al respaldo de los cojines y suspiró.

—¿Tendría un percance? No ha llegado —Preguntó en voz alta sacando su teléfono dispuesto a llamar.

Al momento en que iba a buscar el contacto en la agenda del móvil unas manitas asomaron en la parte de atrás del sofá tomando su cuello para colgarse, no le tomó mucha relevancia ya que sabía de quien se trataba.

—Mamá, dijiste que después de ver a la abuelita Inko iríamos al parque, ¿por qué estamos en un sitio tan aburrido? —Quejó una voz infantil flexionando sus rodillas mientras se colgaba de los hombros de Izuku desde la parte de atrás del sofá que apenas y podía asomar por su altura.

—Lo siento Kazuku, pero tenía que venir a la agencia atender algo, será rápido. Lo prometo —respondió ladeando su cabeza parar mirarlo desde el rabillo del ojo.

El niño infló sus mejillas indispuesto de la respuesta, ya que no le había mencionado inicialmente ese cambio de ruta. Habían pasado dos años desde que el pequeño nació. Por su apariencia, comportamiento y habla tenía una edad cronológica de 4 años.

No le gustaba estar en sitios tan aburridos como era una oficina de agencia de héroes, un sitio gris sin nada atractivo para jugar por lo que no podía permanecer sentado y estaba por ahí fastidiando por la atención de Izuku.

—¿Luego iremos al parque?

—Sí, ¿puedes sentarte conmigo? —Mencionó con la voz suave y característica que le hablaba.

A pesar de tener sus momentos de rabietas, cuando se trataba de su madre el niño era muy obediente, por lo que soltó el agarre de Izuku y rodeó el sofá para sentarse al lado de él.

—Estoy aburrido... —refunfuñó entre dientes resignado.

—¿Quieres jugar algo conmigo? ¿Qué tal adivinanzas?

—No, tus adivinanzas son muy difíciles —quejó cerrando sus ojos pensativo —¿Por qué no me cuentas como detienes a los villanos? —Exclamó con un tono de voz más animado levantando sus puños como signo de golpes al aire.

—¿Eh? Eso es incluso más aburrido de saber para alguien como tú, no tienes porque saberlo —reprochó abrazando bruscamente al pequeño a su lado. —Solo son arrestados, soy muy fuerte, ¿lo olvidas?

—Sí, pero hay batallas difíciles, incluso el otro día te lastimaste, ¿cómo te lo hicieron? —Intervino señalando con su mirada rojiza y su índice que apenas asomaba entre el abrazo hacia la pierna de su madre.

Izuku parpadeó con sorpresa de que el pequeño se hubiera dado cuenta, quiso ser discreto usando pantalones largos todo el tiempo ocultando el moretón de su pantorrilla, Kazuku era muy observador.

—Pues sí, hay momentos difíciles, pero no le tomes relevancia, los héroes deben lastimarse a veces protegiendo a otros —sonrió gentil besando su cabellera bicolor.

—Si eres el héroe número uno, ¿por qué estamos esperando? ¿Qué esta no es la agencia donde trabajas? —Quejó con una mueca. El mayor solo rodó sus ojos riendo en sus adentros, a veces Kazuku podía recordarle tanto a Katsuki con esa actitud tajante.

—Estamos esperando a All Might.

—¿La persona de los posters y figuras que tienes en la casa?

Su madre le afirmó con la cabeza, segundos después la puerta principal de la oficina abrió con Yagi Toshinori entrando.

Tengamos un hijo [BkDk MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora