Hedor y dulzura

12.9K 1.2K 285
                                    


La vida podía ser ruin con una bofetada de realidad, pero no se puede evadir, se debe afrontar con la decisión que te lleve a no tener arrepentimientos más adelante.

Nunca esperó que llevar un control prenatal fuese tan tedioso, o tal vez por el hecho de tener un desarrollo de gestación tan rápido todo era tan desgastante...

Habían pasado solo cuatro semanas desde el diagnóstico que le dieron de embarazo, Deku desapareció de los héroes profesionales de la noche a la mañana. Las noticias daban auspicio de que podía estar en peligro latente por algún villano, sin embargo las autoridades en ningún momento confirmaron nada de eso. Los foros y redes sociales en internet conmocionaron en noticias conspiranoicas de que pudo haberle pasado. Ni siquiera Yagi Toshinori que era su principal mentor daba detalles y solo hacía la vista gorda ignorando reporteros.

Las llamadas y mensajes de sus compañeros de generación estaban latentes, el teléfono era invadido con mensajes de voz, llamadas perdidas, correos, pero Izuku no respondió absolutamente nada, incluso se dio un respiro en apagar el teléfono un día.

Inko Midoriya había sido una de las personas que fue enterada de primera instancia lo sucedido, por supuesto que conmocionó de la idea desmayando más de una ocasión en lo que reiteraron la noticia, pero tan pronto pudo conservar la conciencia incitó a darle el apoyo que necesitaba su hijo.

La mujer le insistió muchas veces en que volviera en ese periodo gestante a casa, no le convencía en absoluto que se mantuviera viviendo solo en ese departamento. No pudo cambiar de idea a Izuku, el joven daba excusa de que la clínica donde iba a sus cuidados quedaba más cerca desde su departamento, así que de vez en cuando su madre quedaba unas noches con él brindando cuidados y consejos.

Yagi Toshinori lo visitaba también de manera recurrente acompañando con cautela a Izuku en sus citas de control prenatal con la doctora en que se manejaba con suma discreción y profesionalismo lo sucedido.

En estos momentos había corrido con desdicha de que no estaban Inko ni Yagi para darle apoyo en tareas mínimas. Últimamente los síntomas se habían hecho más recurrentes, la retención de líquidos, las excesivas ganas de orinar, el hambre insaciable, así como unas nauseas persistentes. Dormía tanto tiempo y solo despertaba para sus necesidades.

La doctora fue muy específica que gran parte de su energía dirigiría al producto que está creciendo en él, lo cual debería ser normal de no ser por el hecho que en base al quirk tenía un desarrollo más rápido.

Solo fue un día en que se quedó solo y su departamento era un desastre, desde la cocina con ingredientes al azar, trastes sucios, su cama dispersa entre las sábanas y almohadas, los cajones de ropa abiertos como si hubiera estado buscando desesperadamente algo.

Izuku residía en el baño arrodillado al suelo frente al retrete vomitando restos de alimentos bastante cansado, su estomago se había vuelto tan frágil que ya no tenía idea de que podía comer y que no.

Limpió con su antebrazo el residuo en su boca y accionó la palanca para que desapareciera de su vista ese desastre vomitivo aun arrodillado. Solo había pasado un mes y ya no estaba tolerando esto, una de sus manos avanzó a tantear su vientre que denotaba unos centímetros más de volumen con evidencia. Si pudiera acordar con el avance normal de una gestación en un humano en esos momentos tendría tres meses.

Pensamientos negativos y depresivos convergieron en su mirada vacía. ¿Había tomado la decisión correcta? Toda su vida estaba siendo un desastre que no sabía como componer, por más que estuviera estudiando sobre un embarazo nada concordaba del todo con ese pedante quirk que lo dejó así.

Tengamos un hijo [BkDk MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora