Nuestro hijo

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Para Kazuku, un niño con edad cronológica de tres años pero el desarrollo de uno de seis era una situación un tanto complicada. A pesar de ser un niño bastante consentido por sus conocidos, ostentaba un modo muy limitado para salir, por lo que el mundo abierto era algo que apenas visualizaba a un par de calles en los parques, visitar a sus abuelos o simplemente ir con el doctor.

Recientemente había empezado la escuela ante la cruda decisión de terminar con esas clases particulares y privadas en casa, esa fue la recomendación de su supervisor al percibir que últimamente el niño se hizo algo retraído a diferencia de lo esporádico que era antes.

El día de hoy acompañaba a Izuku hacia un edificio que familiarizaba mucho, antes de entrar por las puertas de cristales corredizas el menor dejó de caminar e intentó retroceder, cosa que no pudo al ser sostenido de la mano.

—¿Otra vez? Vinimos hace unos días y me inyectaron —mencionó con sus labios temblando en molestia de recordar el acudir a la clínica la semana pasada por una vacuna.

—Has estado tosiendo mucho, necesitas que te revisen —incitó Izuku tirando levemente del brazo de su hijo con sutileza.

El pequeño entrecerró sus ojos con desgano y continuó el camino, ambos llegaron a la recepción donde Izuku mencionó la cita que tenían programada, una vez que registraron su presencia tomaron asiento en la sala de espera.

Kazuku observaba con desánimo las figuras coloridas de pegatinas gigantes en la pared decorando ese segmento de pediatría. Reclinó su cabeza al respaldo mientras pataleaba sus pies en el aire al no llegar al suelo.

Se dio cuenta de una mujer al frente de ellos también esperando el turno, mientras amamantaba un bebé bajo una cobijita.

—Si terminamos a tiempo puedo llevarte con tu abuela Inko, es que tengo el turno de la tarde y Kacchan estará todo el día patrullando... —pensó Izuku en voz alta revisando la agenda en su teléfono. Kazuku miraba vagamente a la mujer en frente, pronto giró su cabeza con el otro.

—Mamá, oye... —llamó insistente jalando la manga de Izuku para tomar toda su atención.

—Ah, perdona, ¿qué pasa?

—Si eres mi mamá... ¿por qué no eres mujer como las demás mamás?

Izuku cerró sus ojos meditabundo de la pregunta y ajustó el cubrebocas negro en su rostro, recargó una de sus manos rodeando los hombros del niño.

—No tiene nada de malo, ¿por qué te importa ahora eso? —Respondió con un susurro agradable y Kazuku bajó la mirada a sus piernas ondeando en el asiento.

—El otro día en la escuela hicieron una sesión de arte dibujando a sus familias. Nadie tiene un papá y una mamá como yo... —musitó apretando el cordón de su saco.

—Va ser muy raro que encuentres a alguien que tenga ambos padres como héroes —bromeó picando con su índice una de las mejillas hinchadas en puchero del niño.

—No, no hablo de eso —reprochó apartando la mano del pecoso. —¿Por qué soy tan diferente-...?

—Bakugo Kazuku —llamó la voz de una enfermera abriendo la puerta del consultorio. —Adelante, por favor.

Los ojos verdes de Izuku alzaron hacia la dirección y se puso de pie sosteniendo una mano de su hijo para guiarlo dentro.

"Ha estado muy insistente con esto desde que entró a la escuela, ¿cuál es la forma apropiada de decirle? Es muy pequeño aún."

A pesar de la incomodidad que tenía en su mente tuvo la pertinencia de saludar al personal de salud que lo estaba recibiendo en ese colorido consultorio con juguetes y muchos pósters de héroes. Se retiró la cachucha y el cubrebocas, no tenía problema con mostrar su rostro ahí dentro con ellos que conocían la situación.

Tengamos un hijo [BkDk MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora