Capítulo Doce.

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Aún arrodillado en el suelo, Christopher  no logró suprimir la mueca de dolor ante el fuerte golpe que hizo eco en el apartamento cuando Sungie azotó la puerta cerrada. Habría dicho que esa reacción del menor lo había sorprendido, pero no era así, en parte, había esperado que algo como eso sucediera cuando se enfrentara a él. Sungie tenía un caracter bastante especial, su determinación y terquedad hacian imposible que Christopher  se acercara un paso a él sin ser totalmente analizado y despachado sin pena.

Malditamente Bang .

Concentrandose en su otro hijo, observó el delicado rostro de Felix con cuidado. Aunque había cosas que obviamente había heredado de él, Felix había obtenido la mayoría de sus rasgos de Minho. Como esos hermosos ojos almendrados con espesas y arqueadas pestañas que rodeaban unos orbes brillantes de tono miel. O ese oscuro color de cabello que asimilaba la tinta y hacia brillar su piel bronceada. Sus rasgos estaban suavizados, con labios rellenos que combinaban con sus mejillas sonrojadas.

Tenía el aspecto y aura tranquila que Christopher  siempre imaginó en un ángel.
—Él no va a volver —contrario a su mellizo, que hablaba con bastante convicción y un poco de prepotencia, Felix tenía un tono de voz totalmente sereno y suave.
Christopher  asintió, ya sabiendo eso—. ¿Que quisiste decir con que no le gustan los hombres grandes?
Los delgados hombros subieron y bajaron mientras el pequeño moreno apartaba la mirada—. Las personas que son grandes, tienen más fuerza y pueden hacer mucho más daño. Son aterradoras —rodeando a Christopher , giró en dirección a la cocina, deteniendose antes de entrar a la misma para darle una mirada—. ¿Quieres beber algo?

Confundido, Christopher  asintió, haciendo caso del gesto que Felix hizo con la mano indicandole que lo siguiera. La cocina no era realmente grande, pero si bastante moderna. Con una isla de marmol negro que separaba el espacio de lo que era la sala, muebles de madera en blanco y negro, y una mesa de cristal rectangular en el centro con un florero luciendo tres margaritas naranjas.
Felix se acercó al refrigerador y jaló la puerta, dando una mirada dentro—. Hay jugo de manzana, de durazno, té helado, refresco o agua —lo miró sobre el hombro—. También hay café, pero aun no aprendí a utilizar la cafetera. —hizo un gesto al aparato sobre la encimera—. Si tu sabes, puedes hacerlo.
—Esta bien, cariño, solo tomaré agua.

—Mm, está bien —sacando una botella de agua, se la tendió antes de volver al refrigerador y recuperar una jarra con un liquido rosado balanceandose dentro—. Te ofrecería leche de fresa, pero Sungie dijo que no le gustaba a los adultos,
¿quieres igual?
—El agua está bien.

Haciendo un gesto vago de desinterés, dejó la jarra sobre la mesa antes de arrastrar una silla hasta la encimera y trepar sobre ella, recuperando dos vasos del gabinete sobre el fregadero. Christopher  lo observó con una pequeña sonrisa mientras saltaba al suelo nuevamente y devolvía el asiento a su lugar. Poniendo los vasos a un lado de la jarra, llenó ambos con el líquido rosa. Continuó dando vueltas alrededor mientras arrojaba algunos trozos de chocolate dentro, ponía un poco de lo que parecía ser jarabe de chocolate, nata montada y terminaba todo con un sorbito, uno verde y el otro rojo.
Devolviendo la jarra al refrigerador, tomó una caja de pizza cercana y colocó una porción en un plato. Cuando pareció satisfecho, se giró a mirarlo—. Iré a darle esto a Sungie, vuelvo en un momento.
Sin dejarlo responder, el moreno aferró uno de los vasos y el plato y corrió fuera, sus pasitos haciendo un sonido de repiqueteo por el pasillo. Encantado con el pequeñín, por la obvia preocupación por su hermano, esperó pacientemente, dandole un trago al agua, hasta que Felix volvió.
—Él esta ofuscado —susurró, trepando a una silla y acercando la caja de pizza a él mientras le daba un trago a su vaso—. Sientate, ¿quieres pizza?

Cediendo, se acercó para tomar asiento—. ¿De que es?
—Mozzarella, jamón de York y aceitunas. —recitó, antes de darle una mordida, hablando con la boca llena—. Son los mejores ingredientes.
—Así que además de los sandwiches, ¿también te gusta la pizza? Felix asintió—. Comparten el primer puesto.
—¿Y cual es el segundo?
—Pasta con salsa boloñesa —respondió con fácilidad—. El segundo puesto de Sungie es la lasaña con jamón y queso.

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