Las cosas no habían salido de la manera en que Sungie las había planeado, pero en realidad, él no había contado realmente con que las cosas fuesen faciles.La empleada, una mujer bastante mayor con canas pinceladas blancas en su oscuro cabello y amables ojos oscuros, había sido relativamente fácil convencerla de llevarlo a la cocina para comer algo. Era obvio, por la manera en que ella estaba comportandose, que pensaba que él solo era una visita en aquella casa y no tenía ni la más pálida sospecha de la verdad.
Él podría haberse aprovechado de su inocencia y correr lejos, pero no lo hizo. Y no, el hecho de que su jodida abuela estuviese sentada al otro lado de la mesa, luciendo tan falsa como su hija, observando todos sus movimientos de cerca, no tenía nada que ver con ello.
Era la niña que había traido con ella lo que lo había hecho quedarse.
No podía tener más de dos, talvez, tres años. Con el cabello castaño claro, cayendo lacio hasta la mitad de su espalda, y grandes ojos marrones que parecian totalmente asustados. Llevaba un vestido blanco con flores rojas y azules, y una muñeca de trapo apretada contra su pecho. Era obvio que no estaba familiarizada con nadie allí y que tenía miedo.
¿Acaso sus retorcidos abuelos se estaban dedicando al secuestro o qué?
Percatandose de la mirada constante que estaba dedicando hacia la cajita de jugo frente a ella, la alcanzó y colocó el sorbito, cendiendosela. Una dulce sonrisa le fue dedicada mientras los deditos regordetes la aceptaban—. Gracias.
—No es nada. —le devolvió el gesto—. ¿Cual es tu nombre?
—Ámbar.
—Es un nombre muy bonito, yo soy Sungie. —le tendió la mano, enternecido cuando la pequeña estrechó la misma al instante—. Es un gusto conocerte, Ámbar.
—Es un gusto conocerte, Sungie.
Ella era muy dulce, le recordaba a Felix cuando eran pequeños. Por ello, sabía que no había forma de que la dejara sola allí, tenía que encontrar la manera de sacarlos a ambos y salir echando humo lejos de aquellas personas, luego ya vería como llamaría a su padre.
—¿Tu nombre es Sungie? —la voz de la mujer al otro lado de la mesa lo sosprendió, ya que ella no había hablado en todo el tiempo que habían estado allí.
Girandose, decidió que mantener su fachada de buen niño era su mejor jugada por el momento—. No, esa es la forma en que mi papá me dice —explicó—. Mi nombre es Jisung.
—Jisung —repitió pensativa—. El apodo de mi padre era Jisung.
Esta vez. no le costó demasiado actuar sorprendido ante ese dato, ya que su padre nunca había asociado al hombre amable del que su papá hablaba, con la mujer odiosa frente a él—. ¿En serio?
Asintió suavemente—. Es un nombre bastante... particular, ¿no lo crees? Se encogió de hombros suavemente, volviendo a su comida—. Puede ser.
—¿Fuiste nombrado así por algo en especial?
—No lo sé —¡Mantente dulce, Sungie! No la mandes a meter las manos dentro de una licuadora encendida tan pronto—. Debería preguntarle a mi padre por ello cuando venga por mi.
—¿Venir por ti?
—Bueno, supuse que él vendrá por mi pronto. Tía Bianca dijo que él me había permitido quedarme, pero en algún momento debo regresar a mi casa, ¿no?
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Tu Mirada en Mi - Minchan
FanfictionAdaptación a Minchan. Con permiso autora original de ✨ @Always_Nina. ✨ Le agradezco infinitamente que me haya dado otra vez la oportunidad de hacer esta adaptación pues anteriormente la había hecho pero me borraron la cuenta, mil g...