tiempo de calidad (part. 1)

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Antes de empezar con la casa habían decidido desayunar, y dado a que no habían conseguido comida todavía, Rubius sugirió desayunar en el local de Spreen. Por suerte, en este mismo tenían un menú de desayuno con huevos, tortillas y café.

—¡Ostras! ¡Que bien sabe esto!–Vegetta tenía que admitirlo, al ser un lugar de comida rápida no pensó que sabría tan bien.

—En el pollo feliz nos encargamos de hacer de nuestra comida de la mejor calidad para nuestros clientes.–comentó Spreen, como si estuviera en un comercial.

—Y vaya que es cierto. Aunque se me sigue haciendo raro que ninguno de vosotros percibaís ese olor.

—Es que enserio Doblas, yo no huelo nada. ¿No crees que algo de la comida te cayó mal?

—Imposible. La comida en este lugar está inspeccionada y verificada por los mejores expertos.

—Mmm ya, de pronto será mi imaginación...–Mentía. Está vez Rubius estaba seguro de que había algo raro detrás de la pollería. Y probablemente ya lo descubriría muy pronto...

En fin, una vez terminado el desayuno, los tres se dirigieron a la zona en donde tenían planeado construir la casa. Pero antes de empezar a construir, Rubius interrumpió los planes de los otros dos presentes.

—Bien, me voy. He decidido ir por mi cuenta a buscar algo de comida para tener durante los siguientes días. Ustedes empiecen sin mí y yo ya regreso.

Y antes de que Vegetta se negará o dijera algo al respecto, Rubius ya se había ido corriendo dejando a los otros dos solos. Spreen se extraño un poco ante este acto pero se encogió de hombros al no mostrarle interés.

—Bueno capo, ¿Querés empezar?– escuchar la voz del menor hizo que Vegetta se irritase un poco. Al darse cuenta de que Doblas se había ido hacía quién sabe dónde por quién sabe cuánto, esto significaba que lo había dejado (probablemente a proposito) solo con él. Y sabiendo las discusiones que habían tenido el día anterior...no sería muy agradable que digamos.

Sin decir nada, Vegetta se aproximo a los cofres que Spreen había traído con materiales para la construcción.

Spreen, quién se había quedado en su lugar esperando una respuesta, se sintió un poco ofendido por no recibir alguna. Así que decidido se acercó a los cofres para repetir la acción del mayor.

—Bien...¿Y que piensan hacer?

—Se me había ocurrido la idea de una casa moderna que, a la vez, tuviera un par de toques tradicionales. ¿Sabes cómo?

—Ni idea, capo.

—Veras, a Doblas siempre le ha gustado más el estilo moderno mientras que yo soy más del estilo tradicional (literalmente solo he vivido en castillos toda mi vida). Así que tenía pensado algo que combinara ambos estilos. ¿Has visto alguna vez esas cabañas estilo moderno pero en el bosque?

—Pues ahora que lo mencionás, creo haber visto una que otra en alguna revista de construcción...

—Bien, imagínate una de esas. Con ventanales grandes como a Doblas le gusta, detalles en madera y piedra para agregar lo tradicional y... Ah! De dos pisos, para tener más espacio.

—Si... Me la imagino. Bueno, a trabajar.

Lo cierto es que para empezar a trabajar, estos dos pensaban distinto. Vegetta no paraba de buscar en los cofres algún que otro bloque que le sirviera para empezar. Puso una mesa de crafteo y crafteó un par de tablones de madera y vidrio para empezar por el primer piso. Lo que no se esperaba era que al girarse a ver en dirección a la zona de la futura casa, encontró a Spreen cavando lo que parecía ser una extraña línea recta en el suelo de tierra.

...Mamá?...Papá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora