¡¡Llegó la feria!!

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Rubius despertó. Ya era de mañana y tenía que levantarse de la cama para comenzar el día. Fue hasta el baño, se lavó la cara para terminar de despertar, se cambió su pijama por su ropa de siempre y no fue sino hasta que bajo por las escaleras hasta llegar a la planta de abajo que se dio cuenta de que...¿Vegetta y Spreen estaban conversando en la sala?

—Buenos Días, Señor Rubius–dijo cordial el oso menor, como siempre.

—Vaya! ¡Pero si es el oso dormilón!– Vegetta, por otro lado, ya le tenía confianza– Veo que al fin despertaste, ¿Cómo dormiste?–dijo con un tono burlón.

—¿Al fín? ¿Pues que horas son?

—Doblas, pasan de las 10 y media de la mañana. Te volviste a quedar dormido.–esto lo dijo con cierto tono molesto.

—¡Coño! ¿Y por qué no me habéis despertado?-reclamó el oso algo molesto también.

—No teníamos prisa. La feria abre justo al medio día–explicó el menor.

—Además, te veías muy tranquilo durmiendo, chiqui–dijo Vegetta con algo de malicia– ¿Como podría yo despertarte?–dijo haciéndose la víctima.

—Aja...–dijo el castaño rodando los ojos–¿Y que habéis hecho toda la mañana sin mí?

—Bueno, Spreen y yo hemos aprovechado para salir a caminar y desayunar afuera de la casa.

—Asi es. Y el señor Vegetta me ha estado contando más sobre sus aventuras en la otra dimensión. La verdad es que son muy interesantes.

—Espera!! ¿Fueron a desayunar sin mi?–dijo el oso mayor con algo de molestia para luego correr hasta la cocina en busca de algo que aparentemente no encontró–¿¡Y no me trajeron!?– esto último lo había dicho con un tono de lástima e indignación.

—Jeje, intenta levantarte temprano la próxima Doblas, jeje-/–dijo otra vez burlándose de su esposo.

Ante dicho comentario, el oso no pudo sentirse más indignado por el que se reía. Dio medio vuelta y se dirigió a la cocina para poder preparar algo de desayunar.

—¡Como sea! Una simple tortilla con queso es mil veces mejor que lo que sea que hayan comido.–gritó el oso desde la cocina con una evidente molestia por lo que le habían contado los otros dos.

—Mejor no le digas que desayunamos pizza en donde Biyin–le susurró el mago al menor para que Rubius no les oyera.

—¡Escuche eso! –desafortunadamente, este lo había hecho.

Una vez Doblas desayunó (o más bien almorzó), el trío se dispuso a salir de aquella cabaña para dirigirse al pueblo central, en donde se realizaría la dichosa feria.

(...)

Una vez llegaron al lugar todos, se escuchó una voz al micrófono en los parlantes colocados en cada esquina de la feria. Había un hombre y una mujer parados en una tarima que al parecer había sido construida específicamente para el evento.

—¡Muy buenas! Y bienvenidos seáis todos a la feria de Tortillaland!–dijo un hombre mitad pollo mientras la gente del público los aplaudía–Yo soy Kajal!, Ella es Violeta y nosotros seremos sus animadores esta tarde.–esto lo decía aquel hombre a la vez que señalaba a dicha señorita de cabellera castaña y tonos morados en su vestido.

—Asi es, Kajal! Gracias a todos por asistir a esta feria que hemos decidido hacer entre todos los habitantes de Tortillaland para hacer una cálida bienvenida a nuestros vecinos...¡Los habitantes de Karmaland! ¡Un aplauso para ellos por favor!–despues de dichas palabras, la bulla y el aplauso de la gente presente no tardó en salir.

...Mamá?...Papá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora