Memorias no deseadas (part. 1)

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En el pasado...

—¡Hijo! ¡Baja a comer!

Iván despertó, no sabía dónde estaba o como había llegado ahí, pero de algo estaba seguro... No estaba en casa...

Estaba en una habitación grande, en una cama bastante cómoda, rodeado de sábanas suaves y sedosas y varios y blandos cojines en donde reposa su cabecita. Frotó sus ojitos para terminar de despertar y movió sus orejitas al escuchar pasos con ecos acercarse...adónde sea que estaba.

—¡Niño!– le gritó una mujer que jamás había visto en su vida al asomarse por la puerta de la habitación. Este grito asustó al pequeño– ¡Te dije que bajaras a comer!– después de decir esto, la mujer volvió a irse para que luego Iván escuchará de nuevo los pasos de aparentemente aquella mujer bajar por unos escalones.

I was pulling out my hair
The day I got the deal
Chemically calm


Aún con algo de miedo, Iván decidió entonces bajar de esa gran cama y salir por la gigantesca puerta de aquella habitación para luego deslumbrarse con las luces de un enorme y lujoso pasillo. Atravesó este mismo hasta llegar a unos grandes escalones que darían con al parecer la gran entrada de una mansión.

Bajo las escaleras, a su ritmo claro, y atravesó otras tres salas más hasta llegar al que sería el comedor. Tenía una de esas largas mesas en donde cabrían hasta 20 personas en un banquete. Supuso que ahí estaría su comida pero era muy pequeño para saber en donde, pues la mesa era más alta que el. Subió como pudo a una de las sillas del comedor y vio en otro asiento un platillo con comida servida. Pensó que tal vez sería el suyo así que bajo de nuevo para ir a subirse a la silla que le correspondía. Una vez logro sentarse en esta se encontró con un nuevo problema. Era demasiado pequeño para alcanzar su plato. A penas y si sobresalían sus pequeñas orejas por sobre la mesa. En eso, la mujer de antes volvió a aparecer.

—Ahg! Eres muy pequeño. ¡Miriam! Traele algo para que siente bien al vejestorio ese.

Seguido a esto, una sirviente apareció y trajo unos libros consigo para ayudar al pequeño a alcanzar la mesa. Lo sentó en otro silla cercana para poder colocar los libros en posición y luego sentó al niño encima de estos. Seguido a esto, la sirvienta salió de nuevo de la habitación. Ahora Iván podía verse bien sentado y enfrente de aquel plato que supuso sería su comida.

—Escuchame bien, niño. A partir de ahora, vivís acá. Pero no te confíes. Todo lo que ves a tu alrededor vale más que tú tonta cabecita. Así que más te vale no romper nada. ¿Oíste?– el tono con el que le hablaba aquella mujer era imponente, lo cual asustaba más al pequeño Iván. Asintió rápidamente luego de bajar sus orejitas por el miedo.– Uy! ¿Que son estás?– al ver este movimiento, aquella mujer le tomó de una oreja repentinamente con fuerza, lo cual por lógica dolió al pequeño niño. Quién inmediatamente la jaló de vuelta para que la soltará y luego cubrió ambas orejitas con sus manitos para que no las tocará– Mh, estarían buenas para hacer unos cubre orejas con ellas...– ante este comentario, Iván se asustó aún más, queriendo alejarse los más posible de ella. Pero claro, al estar encima de unos libros y no tener de donde agarrarse no supo cómo bajarse. Por lo que no iría muy lejos.

—Vamos Cariño, que le estás asustando, al pobrecito– dijo un hombre al que tampoco conocía al entrar a aquella sala.

—Na, el sabe que es jugando. ¿Verdad chiquitín?– Iván, quién sentía que estaba apunto de llorar por estar rodeado de extraños, no dijo nada al respecto.

—Eh, no llores pequeño. Tu mamá y papá están aquí.– ¿Mamá y Papá? Ellos no eran mamá y papá. Algo malo estaba pasando y sentía miedo.– ¿Como quieres llamarle?– dijo aquel hombre refiriéndose a su esposa.

...Mamá?...Papá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora