...Mamá?...Papá?

Sanando heridas del pasado. Y...algo más...

Oh! Ahí están. Ha pasado mucho tiempo, ¿verdad? Vengan, les daré un recorrido por el lugar. Seguro se estarán preguntando ¿Cuanto tiempo ha pasado? Bueno, para empezar con el recorrido, han pasado ya 2 meses y medio desde la última vez que estuvieron aquí, desde la visita con Zorman. Lo que nos da alrededor de 3 meses desde que los chicos de Karmaland habían llegado al pueblo tortilla. ¿Que qué pasó mientras tanto? Pues no mucho realmente.

En resumen, los de Tortilla seguían recibiendo misiones por parte de los dioses de vez en cuando, a las cuales algunos chicos de Karmaland se ofrecían a ayudar (a pesar de estar de vacaciones). Entre otras cosas, mmm...bueno, la mayoría de las cosas siguieron igual. Auron se encargaba del pueblo, Spreen de su restaurante...oh! Tanizen empezó a vender una nueva edición limitada de los Tortilla-pops, más específicamente una de los héroes de Karmaland.

Rubius no fue capaz de contenerse y le pidió a Vegetta que también le comprará un par de estos. Este en un principio se negó pero tampoco pudo abtenerse de complacer a su pareja, digo! Su esposo (esta es la parte en la que les guiño el ojo). Si se preguntan cuales compró pues... digamos que no tenía la casa de los sueños de Barbie pero...si la familia completa (les vuelvo a guiñar).

Entre otras cosas, el hechicero supremo habría hecho una fiesta en su santuario para celebrar el haber terminado la reconstrucción de este mismo. Claro, con una pequeña condición...

—...Si vuelven a destruir mi santuario... LES JURO QUE SENTIRÁN LA IRA DEL-

—Si, si...lo que tú digas Juan. ¡Vengan muchachos, que hoy hay fiesta!–esto lo dijo Spreen ignorando la amenaza de Juan que había quedado a medias por su interrupción y corriendo hacia adentro del santuario junto a sus demás compañeros y amigos.

La fiesta transcurrió normal, dentro de lo que cabe. Realmente no pasó mucho en ella. Bebieron, contaron chistes, algunos de los de Karmaland no paraban de bromear con que aquel edificio de apariencia celestial podía fácilmente compararse con los miles de castillos que había construido el líder del grupo. La noche siguió pasando, bailaron, cantaron, algunos pasados de copas hicieron el ridículo, etc.

Y claro, ocurrió cierta escena de un beso en frente de todos entre el hechicero y el oso de gafas de sol que dejó más que sorprendidos a algunos, por ser la primera muestra de afecto que veían salir del oso; emocionados a otros que esperaban la unión de estos dos desde hace mucho y confundidos a los últimos al ver cómo estos dos chicos salían corriendo en direcciones opuestas después de aquella escena.

Cambiando de tema, se preguntarán que ha sido de la vida de Rubius, Vegetta y Spreen. Bueno, nuestro trío favorito ha tenido bastante que hacer. Por su parte, el dúo cabello negro aún siguen trabajando en la ciudad de Spreen. Terminaron de construir la parte de la aldea y ahora trabajan en una idea que surgió de parte de Spreen y era la construcción de una carretera que uniera al restaurante, a la aldea y al estadio y que al mismo tiempo marcará la entrada a la ciudad. Luego de eso, Spreen dice que piensa construir un muro que marque los límites de su ciudad, pero eso vendrá después (vuelve a guiñar).

Que hacía Rubius? Bueno, ya que estos dos no le dejaban ayudar en la construcción, este aprovechaba sus vacaciones y pasaba tiempo con Alexby y Fargan, otras con Mangel y Staxx. Aunque últimamente había estado llendo de visita a las prácticas de vuelo de Quackity con Luzu, Auron y los que serían sus instructores: Fargan y Focus. Poco a poco lo fue manejando mejor. Aunque...no del todo...

—¡Eso es Quackity, lo estás haciendo muy bien!– esto lo grito desde la tierra Auron, quién veía como Quackity manejaba sus alas con algo de torpeza. Aunque...no le duraría mucho.

—¡Cuidado Quackity! ¡Te vas a...– Rubius corto la frase cuando el chico pato se estrelló contra el suelo– caer...!

—Lo siento!– grito Fargan desde arriba, ya que se suponía que el lo sostendría si este se caía.