...Mamá?...Papá?

esa misma noche

Rubius entro algo cansado a la vivienda y vaya que se llevó una gran sorpresa al ver que la casa está prácticamente terminada.

—Ala! ¡Vegettita, acabas de terminar una casa en tiempo récord! ¿Como habéis podido hacerlo tan rápido, tío?

—Je, bueno...ese muchacho Spreen sin duda me ha echado una mano.

—Ya veo. ¿Ya has puesto la cama arriba? Necesito ir a descansar. –esto lo decía a la par que se dirigía a la cocina para poder hacerse una tostada de pan antes de dormir. Vegetta, por otro lado, se encontraba respondiéndole desde la sala. En donde estaba ocupado en colocar una chimenea.

—Si quieres craftea una cama y colócala arriba en la habitación grande. Yo todavía necesito terminar el piso de arriba.

—Esta bien Vegettita.

—Ve a descansar, Doblas. Mañana tenemos que ponernos a investigar cual es la misión de la que nos habla Merlon.

—Si...¿Podemos dejar eso para después? Es que mañana ya tenía planeado ir con Spreen a explorar las minas de aquí.

—Doblas...

—Si! Ya sé que la misión es importante y eso, pero... ¿Cómo completaremos la misión si no estamos bien equipados? Hay que conseguir minerales y encantamientos ¿no crees?

—Mmm...en eso sí que tienes razón.

—Lo ves? Además, pienso enseñarle mañana a Spreen como activar su instinto. –mientras decía esto, Rubius ya se dirigía a uno de los cofres de la sala para buscar algo de lana y madera para hacer una cama– ¿Puedes creerlo? El chico no sabe activar su instinto –esto último lo dijo con cierto tono de burla, aunque no de la mala.

—Eh...si...Yo también he descubierto algo sobre ese niño hoy. –ante dicho comentario, las orejas de Rubius se alzaron por la curiosidad. Rubius volteó a ver con sorpresa a Vegetta y esté en seguida comenzó a contarle lo sucedido– Estaba...hablando con él mientras colocaba unos ventanales y... mencionó algo sobre sus padres...pero luego se corrigió así mismo llamándolos "personas de crianza".

—Significa... –decía este mientras se acercaba a su esposo–... ¿que no tiene padres?

—No. Le pregunté sobre eso mismo y simplemente respondió que si tenía. Luego no quiso seguir con el tema. Parece que le incomoda o le da cierta inseguridad... pues vi un cierto movimiento de sus orejas al preguntar.

—Movió sus orejas? Debe ser algo serio... Ese chico casi ni se expresa –dijo el oso analizando lo que le contaba el mago– ¿Sabes que significa eso, Vegetta? –dijo con emoción.

—Que... ¿Tiene problemas familiares?

—Que? ¡No! Y creí que eras listo. Significa que es adoptado y que no conoce a sus verdaderos padres. Lo que podría ser una prueba más de que es nuestro hijo.

—Doblas, ¿No crees que si realmente fuera Iván, por lo menos se acordaría de nosotros?

—Tenía 5 años, De Luque. A esa edad no se suele recordar muchas cosas.

—Aun no estoy seguro de esto, Doblas...

—¡Ay por favor, Samuel! ¿Me estás diciendo en serio que todavía piensas que no es nuestro hijo?

—Mmm bien, está bien –admitió al fin con algo de necedad– Admito que si se me hizo a la idea cuando estaba con el hoy. Por un momento creí sentir esa química especial de padre e hijo que hace años había perdido...

—Exacto! ¿Ahora lo entiendes? Que bueno que decidí dejarte a solas con él.

—Entonces lo hiciste a propósito, ¿Eh Doblas? –había dicho con cierta molestia por lo sucedido más temprano.