...Mamá?...Papá?

Conexiones... Padre e hijo...

Un pequeño sonido... a veces es suficiente para darnos una sensación de escalofríos que nos recorre todo el cuerpo. Otras veces, es un rayo de luz y esperanza o calidez que nos da la alegría de sentirnos seguros... De sentir que no hay nada que temer. Un ligero sonido... fue solo eso está vez... parecido a los pequeños sollozos de un cachorro de oso al sentirse solo o asustado... ¿De dónde creen que podría provenir?

Ese pequeño sonido fue suficiente para hacer reaccionar al azabache. Sus ojos se abrieron y otra vez se preguntó dónde estaba. Se vio envuelto de nuevo por esa ensordedora oscuridad. Comenzó a avanzar, no veía nada, solo sentía que podía caminar con firmeza sin caerse. Trataba de confiar a ciegas en su audición, tal vez aquellos sonidos eran aquello que debía encontrar, tal vez si llegaba a ellos sabría que hacer. Sentía como con cada paso que daba escuchaba menos. Tenía que apresurarse o tal vez no lo alcanzaría. Empezó a correr sintiendo cada paso con más firmeza y rapidez. ¿Por qué lo hacía? ¿Que buscaba exactamente? No estaba seguro. Solo tenía la corazonada de que tenía que ir a por eso que escuchaba.

De manera desprevenida, solo corría y corría como si de ello se tratara su vida. No quiso detenerse en ningún momento. En eso, vio como su vista a su alrededor cambiaba, dejando la oscuridad atrás. Ahí estaba otra vez, rodeado de ese bosque, sujetos detrás de él, y su madre... en su forma de oso, corría delante de él. ¿Por qué empezó a sentirse más y más lento? ¿Quizás era por la rapidez del oso de Rubius?

Justo cuando sentía que las fuerzas le fallaban, notó como sus pies tropezaron con alguna imperfección del suelo y terminó rodando hasta caer al mismo. Debido al miedo a los perseguidores y al no tener más que hacer, lo único que se le ocurrió fue cubrirse con sus brazos como ultimo instinto para evitar el peligro. Aun cuando creería que sería su fin, tras esperar unos segundos, no ocurrió nada.

Al regresar su mirada a donde se supondría estaría su madre, se encontró lo peor. Aquellos que les perseguían lo habían pasado de largo y habían ido directo a por él. Vio con horror como le amordazaban y capturaban entre cuerdas para dejarlo completamente inmóvil. ¡Debía hacer algo de inmediato! Pero parecía que su cuerpo le jugaba una mala pasada. Sentía que no podía levantarse del suelo, se sentía pesado. Trato de extender su brazo como último intento al llamar a su padre oso.

—MA!!

(...)

Spreen despertó de golpe, con una respiración entrecortada y sintiéndose bastante alterado por lo que acababa de ver. ¿Había tenido una pesadilla? Aun estando en un shock por lo último ocurrido en el sueño trato de analizar lo primero que había escuchado. Los sollozos de aquel cachorro... era extraño. Normalmente podía entender a su padre o comunicarse con él con esos sonidos que caracterizan a la especie de los osos, pero en su caso solo escuchaba sonidos en aquel sueño...

"Esa es tu mitad animal...

estuvo retenida por tanto tiempo que ahora busca salir"

¿A lo mejor su padre tendría razón? ¿A caso lo que escuchó era su mitad hibrida tratando de llamarlo? ¿Pero por qué su parte hibrida se escucharía más joven que él? Incluso podría decir que se escuchaba como un cachorro. Esas dudas solo lo confundían el doble de lo que ya estaba. Pero bueno, a lo mejor y se contestarían con el tiempo. Por ahora, enfoquémonos en pensar...

—Spreen? –de nuevo, fue aquel sonido que lo aturdió. Ese sonido, o mejor dicho palabra, o bueno, escuchar su nombre, fue lo que realmente lo hizo despertar y darse cuenta de donde estaba. A su lado había una gran ventana, se detuvo a analizar un momento la habitación en la que estaba viendo que había monitores y maquinas que observaban su pulso y respiración. A caso era... el hospital de tortillaland!? cómo fue que... Pero no solo escuchar su nombre fue lo que lo dejo en ese nuevo shock, sino saber quién lo había dicho.