Memorias no deseadas (part. 2)

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En el pasado...

Pero ahora en otro lugar...

—DOBLAS!!! ¡¿PUEDES OÍRME!?

—Gggggrrrrrrrrrr...RAWR!!!

—¡¡¡DOBLAS!!!

(...)

Rubius despertó, aún algo asustado y perdido con la mirada. Intento moverse pero algo lo detuvo. Tenía puesto un chaleco de fuerza y un bozal que le impedía hablar. Vió a su alrededor, estaba en una especie de cuarto de aislamiento con paredes acolchonadas, excepto una de ellas que era completamente transparente. Parecía ser vidrio reforzado.

Pudo ver a través de este un par de personas de bata blanca hablar de algo que no alcanzaba a oír. No sabía bien por qué estaba ahí pero no iba a quedarse mucho tiempo.

Estando tirado en el suelo, trato de levantarse por su cuenta usando sus piernas. Las personas detrás del cristal lo vieron y supieron que tenían que hacer de inmediato.

—¡Está despertando!

—Rápido! Traigan al héroe Vegetta y al sabio Merlon.

Enseguida, dos de ellos salieron corriendo mientras que él tercero que quedó allí activó, con un botón, una especie de parlante que le permitiría hablar hasta adentro de la habitación.

—¡Héroe Rubius! ¡Debe tranquilizarse! La ayuda ya viene en camino.

¿Ayuda? ¿Para qué? ¿Por qué no mejor lo ayuda a quitarse ese tonto chaleco y el bozal? Bueno, una vez logró ponerse de rodillas, decidió esperar en esa posición, es decir, si venían por ayuda debía ser algo importante.

Al cabo de unos 20 minutos, Rubius escuchó que personas venían acercándose a... donde sea que estaba. Alzó la mirada y vio como Merlon llegaba a la escena, específicamente detrás de la pared de vidrio.

—Dejadme hablar con él– seguido a esto, uno de los ayudantes presionó un botón para activar el micrófono. –¡Joven Doblas! Tranquilo, todo se resolverá en poco tiempo, pero primero...

—¡Mm! Mmmm, mmmm...

—¡Ah! Es cierto. Por favor, quítenle el bozal y el chaleco.

Seguido a esto, dos hombres vestidos de guardias oficiales entraron en la habitación por la puerta a un lado de esta. Alzaron a Rubius para ponerlo de pie y quitarle el bozal y el chaleco de encima.

—¡Ah! – suspiró de alivio después de que le quitarán el bozal– gracias tío, esa cosa en verdad me estaba mat- ¡Ey ey ey ey ey! ¿Porque me apuntan?

—Tranquilo, Joven Doblas, es por su seguridad.

—¿Seguridad? ¿Seguridad de qué?

Antes de que el anciano pudiera responder, un grito algo agudo pudo escucharse desde el otro lado del vidrio.

—¡¡¡RUBIUUUUS!!! –este grito puso alerta inmediatamente a Doblas. Era su Vegettita y se oía agitado y nervioso.

—¡¡Vegettita!! ¿¡Merlon, donde está Vegetta!?

—El joven Samuel está en camino. Ahora, necesitamos hacerte una preg-

—¡Doblas! –Vegetta llegó muy apresurado y recién vio al híbrido, se pegó al vidrio intentando llegar con él.

—¡Vegettita!– este enseguida se pegó también al vidrio y los guardias levantaron con firmeza las armas.

—Osito! ¿Estas bien? ¡Merlon! ¿Qué sucede? ¡Ya despertó! ¿Por qué no lo sacan de ahí?

...Mamá?...Papá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora