— ¡Ya sé! ¡Juguemos a la casita! —dijo con felicidad la pelirroja.
Maia y Trinity estaban en la casa de la primera mencionada, vestidas con tutús y con maquillaje para niños, con las caras mal pintadas de color rojo y violeta por todos sus ojos y labios.
Remus, como una disculpa del día anterior en la casa de los Tonks, le había dicho a Maia que la dejaría invitar a su nueva amiga a su casa para juguetear todo lo que quisieran. Ninguno supo cómo terminó encontrando el número de teléfono muggle de la madre de Trinity, pero al fin y al cabo la pelirroja estaba disfrutando el tiempo en la casa de los Lupin.
— ¿A la casita? —le preguntó Maia, frunciendo el ceño y haciendo que sus cachetes se hicieran aún más gorditos de lo que ya eran.
— Sipi. Podemos jugar a que tú eres la niñera de... ¡este bebé! —gritó Trinity cuando encontró al muñeco simulando estar sentado en la silla de juguete—. Y yo soy la mamá que va a trabajo. ¡Muy divertido!
— ¿Pero dónde queda el papá?
La pelirroja de pecas de color cobre la miró con confusión, no entendiendo el por qué de la pregunta.
— ¿Cómo que "dónde queda el papá"?
— ¡Eso! —Maia le respondió como si fuera obvio, pero tuvo que comenzar a explicar su punto luego de ver que su amiga no entendía lo que estaba queriendo decir—. No hay una casita feliz, si no está el papá.
— Tú vives sin una mamá.
— ¿Y?
— Es lo mismo —la pelirroja se cruzó de brazos.
— No. Yo no soy feliz sin mi papi.
— Sí.
— No.
— Sí.
— No.
— ¡Hola pequeñas! ¿Qué están haciendo? —Remus abrió la puerta del cuarto de su hija, entrando con una sonrisa impecable, y con la intención de recordar los primeros momentos en los cuales él es testigo de Maia teniendo su primera amiga.
Su hija lo miró con ojos llenos de molestia.
— Afueda —le ordenó señalando el pasillo detrás de la puerta de madera.
— Ugh, está bien —el castaño volvió a salir de la habitación, con los hombros caídos y pensando en cómo había llegado a tal punto de hacerle caso a una niña de cinco años.
Trinity ladeó la cabeza a su lado.
— Es... como un guau guau —habló mirando por dónde Remus se había ido.
— Sí...
Se miraron entre ellas dos, y la emoción se hizo presente en sus ojos.
— ¡Lo convirtamos en un guau guau!
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𝙂𝙤𝙙 𝙞𝙨 𝙖 𝙬𝙤𝙢𝙖𝙣 - 𝗿𝗲𝗺𝘂𝘀 𝗹𝘂𝗽𝗶𝗻! 𝗽𝗼𝘀𝘁 𝘄𝗮𝗿
FanfictionRemus John Lupin tenía tan solo 21 años cuando perdió a todos los que amaba. Dos mejores amigos muertos y el tercero encarcelado en Azkaban por ser la razón de su desgracia. Que aparezca una tierna bebé en la puerta de su vieja y agrietada casa...