𖦆 🧚🏻‍♀️ ֺ ( CAPÍTULO 14 ) ▸ .🐇𖧧 ࣪

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— ¡Ya sé! ¡Juguemos a la casita! —dijo con felicidad la pelirroja

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— ¡Ya sé! ¡Juguemos a la casita! —dijo con felicidad la pelirroja.

Maia y Trinity estaban en la casa de la primera mencionada, vestidas con tutús y con maquillaje para niños, con las caras mal pintadas de color rojo y violeta por todos sus ojos y labios.

Remus, como una disculpa del día anterior en la casa de los Tonks, le había dicho a Maia que la dejaría invitar a su nueva amiga a su casa para juguetear todo lo que quisieran. Ninguno supo cómo terminó encontrando el número de teléfono muggle de la madre de Trinity, pero al fin y al cabo la pelirroja estaba disfrutando el tiempo en la casa de los Lupin.

— ¿A la casita? —le preguntó Maia, frunciendo el ceño y haciendo que sus cachetes se hicieran aún más gorditos de lo que ya eran.

Sipi. Podemos jugar a que tú eres la niñera de... ¡este bebé! —gritó Trinity cuando encontró al muñeco simulando estar sentado en la silla de juguete—. Y yo soy la mamá que va a trabajo. ¡Muy divertido!

— ¿Pero dónde queda el papá?

La pelirroja de pecas de color cobre la miró con confusión, no entendiendo el por qué de la pregunta.

— ¿Cómo que "dónde queda el papá"?

— ¡Eso! —Maia le respondió como si fuera obvio, pero tuvo que comenzar a explicar su punto luego de ver que su amiga no entendía lo que estaba queriendo decir—. No hay una casita feliz, si no está el papá.

— Tú vives sin una mamá.

— ¿Y?

— Es lo mismo —la pelirroja se cruzó de brazos.

— No. Yo no soy feliz sin mi papi.

— Sí.

— No.

— Sí.

— No.

— ¡Hola pequeñas! ¿Qué están haciendo? —Remus abrió la puerta del cuarto de su hija, entrando con una sonrisa impecable, y con la intención de recordar los primeros momentos en los cuales él es testigo de Maia teniendo su primera amiga.

Su hija lo miró con ojos llenos de molestia.

Afueda —le ordenó señalando el pasillo detrás de la puerta de madera.

— Ugh, está bien —el castaño volvió a salir de la habitación, con los hombros caídos y pensando en cómo había llegado a tal punto de hacerle caso a una niña de cinco años.

Trinity ladeó la cabeza a su lado.

— Es... como un guau guau —habló mirando por dónde Remus se había ido.

— Sí...

Se miraron entre ellas dos, y la emoción se hizo presente en sus ojos.

— ¡Lo convirtamos en un guau guau!










𝙂𝙤𝙙 𝙞𝙨 𝙖 𝙬𝙤𝙢𝙖𝙣 - 𝗿𝗲𝗺𝘂𝘀 𝗹𝘂𝗽𝗶𝗻! 𝗽𝗼𝘀𝘁 𝘄𝗮𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora