||C A P I T U L O 3 5||

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|EMBARAZADA DEL RUBIO|
|NARUTO UZUMAKI|
|CAPÍTULO 35|
|DISCULPAS Y DESPEDIDAS|
"LOS VERDADEROS AMIGOS TE DAN LUZ, CUANDO LOS DEMÁS TE ABANDONAN EN LA OSCURIDAD"



Narradora.

Sasuke Uchiha, el último descendiente puro del famoso clan Uchiha. Aquel joven chico miraba con nostalgia el camino que lo llevaba más lejos de la aldea donde nació y creció en gran parte de su vida. Sentía que estaba tomando la decisión correcta al irse de nuevo, pero esta vez con un buen motivo, para redimirse de todos sus pecados. No podía estar viviendo tranquilo sabiendo que sus acciones anteriores han lastimado a demasiadas personas, y que muchas de ellas sean las más importantes para él.

Primero debía pagar su fianza con el mundo para así poder vivir, al menos un poco, tranquilo y en paz consigo mismo, aunque este último dudaba mucho.

— No creí que vendrías a despedirme.

Sus orbes negros como la noche se dirigieron hacía aquel amigo rubio que tanto lo había ayudado, estaba recargado en un árbol con una sonrisa de medio lado y teniendo en una cangurera a su pequeña hija que miraba con curiosidad el bosque que la rodeaba con un chupete en su boca.

— Y veo que trajiste a tú hija, ¿no es peligroso sacarla de esa manera a la aldea? — interrogó con una ceja alzada.

— No a esta hora de la mañana. — al terminar la simpleza de respuesta, borró su sonrisa que había recibido al Uchiha.

Naruto miro esta vez con firmeza al pelinegro, aún dudando de su decisión de irse, pero respetandola. Sacó de su bolsillo izquierdo la banda vieja de Sasuke que había guardado con tanta añoranza, ansioso de por fin entregársela como símbolo de su lazo.

— ¿Aún lo tienes? — preguntó desconcertado, creyendo que jamás volvería a ver esa bandana. La primera y única.

— Te devuelvo esto. — el rubio respondió con una diminuta sonrisa.

El pelinegro miro con atención los orbes cielo de su amigo, percatándose de sus sentimientos y lo importante que esto era para él. Cerró por unos momentos los ojos, no pudiendo evitar reflexionar un poco.

«Naruto, me detuviste como amigo hasta llegar a perder un brazo. Me salvé gracias a ti. Nosotros, que peleábamos por cualquier tonteria, ahora compartimos el dolor de nuestros corazones» desvío la mirada hacia el nuevo brazo que tenía él rubio, logrando sentirse un poco culpable. «Y por lo que vi viajando por el mundo, no puedo decir que sea algo de nosotros dos, sino de mucha más gente. Pero no hay muchos que puedan hacer lo que tú. Así como con nosotros, las cosas no son tan fáciles. Sobre todo con los mayores»

Al Uchiha le parecía interesante la manera del como llegaba a funcionar el mundo y las personas que afrontaban diferentes situaciones en su día a día. En esos tiempos que vagó por los países, conociendo personas con habilidades extrañas, duras peleas que lo llevaron a pensar que moriría sin cumplir su cruel objetivo, las diferentes circunstancias que lo llevaron a tomar desiciones que jamás en su vida espero, todo eso lo había llevado a un estado de consciencia social sobre la verdadera realidad que vivía.

— Solo me lo quedaré hasta nuestro próximo duelo. — esbozó una diminuta sonrisa de lado, tomando por fin esa bandana.

Sasuke bajo su mirada hacía la pequeña bebé de dos meses y medio, quien había enfocado toda su atención en él mientras hacía pequeños sonidos con su chupete. El pelinegro suavizó su mirada y le regaló una diminuta sonrisa a la pequeña, una sonrisa que era solo para ella, extendiendo su mano hacía la cabecita de Kushiko y acariciando con extremo cuidado aquellos cortos cabellos azabaches.

Embarazada del Rubio ||Naruto Uzumaki||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora