"Lunático, el maldito gato de Lovelace no me deja en paz"
"Amelia, a Roneo le cae mal Sirius, eso definitivamente es una señal de que me aleje de él"
En donde el gat...
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Dafne se sintió mucho mejor después de hablar con su padre, por lo menos sabía que de alguna forma, que no era la única sufriendo por la muerte de su abuela, era como si el peso de esa pérdida se hubiese liberado de sus hombros...como si de alguna forma ya no tuviese que cargar sola con ese dolor.
Después de limpiarse las lágrimas, habló con su padre sobre su accidente, sobre lo que sea que le hubiese arrancado la pierna, al parecer tuvieron una emboscada, solo eran dos aurores, él y Alastor Moody, una roca había caído en su pierna, perdió la varita y si su padre tenía miedo de lo que sucedería con el poder que estaban tomando los mortifagos, no lo demostró.
—¿Quienes estaban allí? ¿los conozco?
—usan máscaras cariño, no sabemos bien quienes eran, aunque estoy seguro que fue Rosier y los Lestrange, atrapamos algunos, ninguno vivo, ninguno que sirviera, no quiero hablar más de esto, ve a desayunar, tú madre hizo panqueques
Ella no queria enfrentarse a su madre, pero no importaba, tendria que hacerlo, vivian en la misma casa, asi que se levanto del escritorio donde se habia sentado despues de dejar de llorar, pero recordo algo, ella no tenia problemas con Marlene, el unico idiota con el que tenia problemas era con Sirius.
—padre, una amiga quiere hablar contigo, quiere convertirse en aurora ¿crees que podría venir a casa para hablar contigo? para salir de algunas dudas
—le enviaré una carta ¿cómo se llama?
—Marlene McKinnon
Dafne se movió a la cocina, donde solo quedaba su madre, ella había pasado por al lado de sus hermanos quienes habían ido a buscar leña para el dia, ella era la última en desayunar, su hermanita estaba en la sala jugando con un tren de juguete frente a la chimenea.
—hay panqueques, tienen chocolate
Dafne asintió antes de servirse ella misma, sirviéndose una taza de té en el proceso, los panqueques estaban algo fríos, pero no se podía quejar, ella había llegado tarde a desayunar.
—discuti con tu padre
Dafne no supo qué responderle, no quería discutir, no quería seguir discutiendo, tan solo quería estar en paz.
