Capítulo 8

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El agobio que sentía Dafne tenía una fuente, tenía nombre, apellido y un rostro de ensueño; Sirius Black, el chico se le cruzaba en cada esquina a la que ella iba y le daba unas miradas que a la rubia se le olvidaba por qué no le hablaba dejándola...

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El agobio que sentía Dafne tenía una fuente, tenía nombre, apellido y un rostro de ensueño; Sirius Black, el chico se le cruzaba en cada esquina a la que ella iba y le daba unas miradas que a la rubia se le olvidaba por qué no le hablaba dejándola con las piernas débiles.

Por lo que la mente de la chica solo podía pensar en lo mucho que quería besarlo, el chico era una mierda, ella lo sabía, no debía esperar mucho de él, todas las chicas con las que había estado y con las que Dafne alguna vez hablo, decían que no era un buen chico, que le rompería el corazón puesto que sabía cómo ganar el corazón de una chica para después dejarlas ir de la forma más inesperada y cruel que se le ocurriera. La hufflepuff tenía eso a su favor, ella no le entregaría su corazón a Sirius, su corazón ya le pertenecía a alguien más y no era Sirius Black, y quizás eso podría ser un factor favorable para ella.

Por ahora, estaba jugueteando con su cena en el gran comedor, la chica jamás comía antes de una fiesta, la principal razón era que se quería ver bien con lo que sea que se pusiera, además de que, si comía ahora, lo más probable es que terminara vomitado en unas horas, y eso sería un desperdicio de comida, a su lado Amelia hacia lo mismo, en cambio John, él comía lo que ellas dos no hacían.

—deberíamos irnos ¿no crees?

Dafne se sobresaltó por las palabras repentinas de su amiga, apresurándose a asentir y a pararse al mismo tiempo que ella, en el camino toco el hombro de Pandora quien también se levantó y las siguió.

Una vez que llegaron a las puertas del gran comedor, Dafne tomo a cada una de sus amigas por un brazo, quedando ella en medio, la chica de apellido Lovelace no pudo evitar sonreír al darse cuenta que probablemente esa sería una de sus últimas fiestas en el castillo, y solo quedarían pocas veces en las cuales ellas podrían tomarse de los brazos y caminar las tres juntas tomadas de los brazos por el castillo, tan solo preocupándose de la ropa que usarían esa noche, porque ese era un privilegio que poco a poco se les estaba quitando de las manos, cosas más grandes sucedían afuera.

Apenas entraron a la sala común de Hufflepuff, la cual ya estaba lista para más tarde, siguieron el camino que ya conocían a la perfección aun cuando una de ellas no pertenecía a esa casa, la última habitación, la habitación que Daf y Amelia habían ocupado por años.

Cat and Dog || Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora