Esperar.Es un verbo simple, un concepto un poco más abstracto, una realidad complicada.
No se supone que esperar sea un problema en la vida de Park Jimin, pero lo es.
Toda su vida se ha basado en esperar; creyó que con el tiempo las respuestas a sus eternas preguntas serían contestadas, que con el tiempo sus planes tomarían forma, que llegarían las cosas que anhelaba, que sería más sabio, más amado, más feliz. Esperó y esperó.
Tres minutos era esperar nada. O esperarlo todo.
Jimin dejó el pequeño dispositivo de plástico en el lavamanos con un suspiro y luego se sentó en la orilla de la bañera a esperar. Según el instructivo de uso, en tres minutos podría averiguar el resultado.
● Positivo
○ NegativoHabían pasado exactamente tres semanas y cinco días desde que Jimin había asistido a la clínica Gajok. No había querido hacerse la prueba de embarazo antes, incluso cuando le dijeron que podría intentarlo desde la segunda semana, porque quería estar completamente seguro de que no obtendría un resultado erróneo. Y también porque estaba asustado como el infierno.
Dos minutos y cuarenta y tres segundos.
La cosa es que Jimin estaba retrasando hacerse la prueba y muriendo de ansiedad al respecto hasta que no pudo más. Entonces, esa noche, después de hablar con su madre por teléfono y dejar que ella hablara sobre una nueva vecina alfa de su edad que era convenientemente soltera, Jimin se fue a la cama y se quedó dormido. Fue a eso de las dos de la mañana cuando despertó de golpe y sin pensar dos segundos en sus acciones, salió en pijama de su casa y fue a la farmacia más cercana por un test de embarazo.
Dos minutos y veinte segundos.
No es como si esa fuera la forma -tres de la mañana, completamente solo en el baño - en que Jimin habría elegido enterarse si era bienvenido al mundo de la maternidad o no, pero ya no había vuelta atrás. Ya no había forma de regresar y hacer de cuenta que esto no estaba sucediendo.
Un minuto cincuenta y dos segundos
El miedo le congeló las venas. No sabía si quería saber el resultado.
De pronto, Jimin pensó en que había sido una idiotez, en que si salía positivo sería el más grave error de su vida. ¿Cómo le diría a sus padres? ¿Cómo criaría a un bebé por su cuenta?
Esto estaba mal, mal, muy mal.
Así no es como se hacen los bebés, así no es como se formaban las familias.
Tal vez, si Jimin no hubiera sido un imbécil habría aceptado a uno de los pretendientes que sus padres le habían presentado tantas veces. Tal vez todavía podría, con esa nueva alfa que su madre había mencionado.
Pero si era positivo... nadie lo aceptaría. Ningún alfa decente aceptaría a un omega con el hijo de otro, menos de un completo desconocido.
Si tan sólo no fuera tan exigente, tan impaciente. Si tan sólo hubiera esperado como un buen omega a que su alfa indicado llegara. Esperar a que su historia feliz comenzara.
Un minuto treinta y seis segundos.
Cuando era más joven, había fantaseado algunas veces en cómo sería este momento, en las maneras lindas y sorpresivas en las que se daría cuenta que estaba encinta. En su fantasía favorita, era su alfa quien lo notaba primero, por su dulce aroma, por los cambios sutiles en su cuerpo que solo una pareja enamorada notaría. Su alfa estaría tan feliz que lo levantaría del suelo y llenaría su cara de besos llenos de amor y felicidad.
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Plan B -NamMin°Minimoni-
RandomJimin tiene un plan de vida sencillo: •Enamorarse •Matrimonio •Bebé Pero las cosas se complican un poco y de alguna un otra manera termina involucrado con Namjoon, un alfa torpe que termina siendo el padre de su hijo.