VII

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Una mañana en particular, Jimin descubrió que, por primera vez en todos los años que llevaba siendo catedrático en la universidad, no quería ir al trabajo.

El sol ya iluminaba su habitación entera y el canto de las aves sonaba en el alféizar de la ventana. Era tarde.

Él había despertado como siempre a las 5:30 a.m., pero en lugar de estirar sus músculos y caminar al baño para iniciar su día con una ducha tibia, Jimin se quedó en la cama mirando el techo, sin hacer otra cosa más que respirar y ver como el amanecer se colaba a su vida como si tuviera permiso para ello.

Jimin no quería moverse de la cama. No quería enfrentarse al mundo, no al menos ese día.

La seguridad de su cama era lo único que necesitaba en ese momento, lo único que podría necesitar.

El teléfono sonó infectando la tranquilidad del lugar con su tono llamativo y él pensó en dejarlo sonar hasta que la contestadora hiciera su trabajo, porque para eso estaba hecha.

Cielo, soy mamá —la voz del parlante sonó— pensé que estarías en casa, supongo que no. Sólo quería saber cómo estabas, no hemos hablado en un tiempo… sólo eso y , ¿recuerdas a Jeongha, la alfa de la que te hablé antes, la vecina? Bueno, estuvo aquí ayer, tu padre la invitó a cenar, ya sabes como es, y cuando le hablé de ti dijo que sería bueno conocerte, ¿no es fantástico? Estaba pensando que el siguiente fin de semana podrías venir y-

No, no otra vez.

—Hola mamá —siseó Jimin cogiendo el teléfono.

Oh, pensé que no estabas, no respondiste.

—Estaba ocupado —dijo guardándose las ganas de responder otra cosa—. Lo siento.

No es que no quisiera hablar con su madre, él la amaba, pero simplemente no estaba de ánimo para escuchar de nuevo sobre sus planes para emparejarlo con cualquier alfa soltero que sus padres conocieran.

Él ya no estaba para esas cosas.

Entiendo, mi bebé es una persona ocupada —tarareó Saereong pero el reproche era obvio en su tono—. Escuchaste lo que dije, ¿no? Sobre Jeongha… tu padre y yo creemos que se llevarían bien, ¿entonces te parece bien si planeo todo para el sábado?

Jimin suspiró. No dudaba que a esas alturas su madre ya tuviera todo planeado y confirmado, incluso sin consultarle, era algo que Park Saereong haría "por su bien".

—Yo… —Jimin respiró hondo buscando una excusa creíble para no asistir a esa cita a ciegas concretada, pero era tan difícil negarse a sus padres. Se dio cuenta demasiado pronto que, en su angustia y su malestar, había puesto una mano sobre su barriga— no puedo, ma. Tengo algo que hacer aquí.

Él simplemente no podía hacerlo, no podía atravesar de nuevo por una situación como esa. Él ya no podía dejar que algo así sucediera, ya no se trataba sólo de evitarse una cita desastrosa con un alfa o de decepcionar a sus padres, ahora había una razón, una pequeña y segura razón que crecía dentro suyo.

Oh… —suspiró Saereong sin intención alguna de ocultar su desaire— bueno, podría ser luego, tal vez en dos semanas o…

Por un segundo, Jimin contempló la opción de decirle a su madre que no estaba disponible para conocer a esa alfa, ni ese fin de semana ni ningún otro del año, a menos que esa tal Jeongha estuviera dispuesta a aceptar el paquete completo. Un paquete que incluía no sólo a Jimin y sus problemas, sino también al pequeño cúmulo de células desarrollándose en su vientre.

—Yo te aviso, ¿vale?

Pero no pudo, no pudo darle un rotundo no a Saereong por la simple razón de que decirle a sus padres que no era casi como negarse a sí mismo.

Plan B -NamMin°Minimoni-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora