Parpadeó para despertarse e intentó abrir los ojos poco a poco ante la luz brillante que le hizo doler un poco la cabeza, así que decidió mantenerlos cerrados. Sin embargo, el resto de sus sentidos despertaron perezosamente. Un aroma placentero aleteaba en el aire hasta su nariz.
Jimin no tenía idea de lo que había pasado, ni de dónde estaba, pero algo dentro suyo parecía estar de acuerdo con eso, tan tranquilo y cómodo que, por un instante, no le importaba ni siquiera pensar en la posibilidad de que podría incluso estar muerto.
Sin embargo, no lo estaba, nada de eso. Todo lo contrario.
Aunque aún no abría los ojos el resto de su cuerpo pareció responder al llamado de la realidad y poco a poco sus extremidades se fueron avivando. Comenzó con un cosquilleo sobre la piel y luego se tornó en una sensación abrumadora que lo fue tranquilizando centímetro a centímetro. Cada aliento era como una cálida bienvenida al mundo y Jimin podía sentir la paz y el alivio bañando cada espacio de su ser como si fuera algún tipo de magia.
Una esencia familiar y embriagante inundó su nariz y se fundió en su carne encajando perfectamente, haciéndolo suyo tan bien. Algo cálido se extendía por su cuerpo hacia todas sus partículas y él sabía que nunca se había sentido tan bien en la vida. Era delicioso.
El calor inundaba sus terminaciones nerviosas, hasta la punta de sus dedos y, lentamente, Jimin cayó en cuenta de que todo eso provenía desde su vientre. Y, entonces, se hizo consciente de cierto peso sobre su estómago y que el calor tan agradable que sentía emanaba de esa cosa pesada sobre él.
Sus ojos se abrieron de pronto cuando una de sus manos exploró la zona y descubrió una mano ajena ahí, descansando cómodamente sobre su abdomen. Pronto también se dio cuenta de que esa mano tenía un dueño y ese dueño estaba dormido en una silla junto a él, con la cabeza recargada descuidadamente en un pequeño espacio de esa angosta cama de hospital.
Esa persona suspiró entre sueños y a Jimin se le escapó un suspiro recíproco que sonó más holgado de lo que le hubiera gustado. Luego el agradable invitado se removió y comenzó a despertar tan lento como el omega antes hasta que sus ojos se abrieron por entero y se enfocaron en Jimin y todo lo demás desapareció.
—Buenos días —dijo Namjoon con voz rasposa— ¿Cómo te sientes?
Mejor que nunca, quiso responder, pero no pudo, sus palabras se enredaban en su lengua y su aliento no tenía la certeza de poder formular algo para decir.
Una llamada telefónica interrumpió el momento y al omega le tomó varios segundos darse cuenta que era su móvil el que sonaba. Namjoon se alejó para coger el aparato retirando su mano del vientre del omega.
—Ha estado sonando durante la noche —dijo el alfa extendiendole el teléfono, sin embargo, Jimin no tenía intención alguna de tomarlo— No quise contestar porque no me pareció correcto, pero tal vez deberías comunicarte y decir que estás bien.
Mas Jimin no dijo nada, de pronto abrumado por el vacío y el frío que se extendía por su cuerpo y casi sintió ganas de llorar como un bebé. Un sonido lastimero escapó de su boca sin que pudiera evitarlo.
—Ey, ¿estás bien? —totalmente preocupado Namjoon se acercó a él y Jimin tuvo la oportunidad de tomar la mano del alfa que sostenía el teléfono y lo hizo soltar el aparato sin ninguna objeción, luego llevó sus manos juntas de nuevo a su vientre, donde pertenecían.
—Sí... —suspiró gravemente aliviado, de nuevo flotando en esa nube de satisfacción redonda con la que había despertado. Respiró hondo para llenarse de nuevo de ese aroma tan placentero que lo ponía a ver estrellas— Ahora lo estoy.
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Plan B -NamMin°Minimoni-
RandomJimin tiene un plan de vida sencillo: •Enamorarse •Matrimonio •Bebé Pero las cosas se complican un poco y de alguna un otra manera termina involucrado con Namjoon, un alfa torpe que termina siendo el padre de su hijo.