VI

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Namjoon tuvo que buscar maneras creativas de disimular sus malestares, al menos cuando se encontraba cerca de Jungkook y Jin.

No es como si no se preocupara por sí mismo y su salud, pero a estas alturas no sabía qué otra cosa podría hacer al respecto. Mantenerse hidratado era más sencillo que establecer horarios de sueño y descanso más sanos, no porque no quisiera, sino porque no podía. No hasta que encontrara otra manera de cumplir con todo sin morir en el intento.

El problema con sentirse mal casi todo el tiempo era que lo hacía ineficiente para hacer lo que debía hacerse y Namjoon estaba perdiendo la paciencia con ello. Su cuerpo se sentía pesado y cansado desde el amanecer hasta que se iba a la cama, tenía dolores de cabeza y estómago, pero definitivamente lo peor eran las náuseas.  Cualquier atisbo de un aroma fuerte, dulce, salado o lo que fuera, era suficiente para que el estómago entero le diera un vuelco y tuviera que correr al baño más cercano. Por las mañanas era simplemente peor.

Sin embargo, Nam no se podía dar el lujo de quedarse en casa, lejos de cualquier estímulo externo a su olfato sensible. Él tenía una vida, una vida bastante ajetreada de por sí. No tenía ni tiempo ni ganas de ocuparse en otra cosa.

Ni siquiera en lo que había descubierto recientemente de cierto omega de cabello castaño y sonrisa soñadora.

Desde aquel día en el hospital, cuando se encontró con el profesor Jung y Park, había tratado de no pensar demasiado en lo que Jungkook dijo sobre el omega, porque no le parecía asunto suyo, ni tampoco cambiaba algo en la opinión que tenía del profesor Park. Excepto que, tal vez, sólo por prevenir, había tomado la decisión de sentarse en las filas más alejadas del escritorio del docente.

No es que él fuera partidario de la opinión pública que se tenía sobre los dominantes, pero estaba seguro de que, en su estado, era mejor mantenerse a raya. Sobre todo si sus suposiciones sobre que el omega estaba emparejado eran ciertas. No quería, de ningún modo, que la pareja de un omega dominante como Park Jimin malinterpretara sus intenciones. Ya bastante tenía con lo que lidiar por su cuenta.

—Esto lo voy a decir sólo una vez y espero que les quede claro —anunció Park a todos en la clase de ese día.

Jimin, como todos los días, lucía impecable y radiante. Desde la punta de sus zapatos hasta la coronilla, desde el destello de su joyería hasta la arruga de su ropa al caminar, sin embargo, fue el pañuelo negro en su cuello fue lo hizo que Namjoon apartara los ojos  aunque no por mucho tiempo. Ver a Jimin era indudablemente algo que no se podía evitar, incluso aunque se tratase de un omega inalcanzable, imposible…

Ese pañuelo en su cuello era el recordatorio cruel de que Namjoon solo podía ser un espectador y nada más que eso. Un personaje de relleno en la vida de un omega que era tan hermoso que dolía mirarlo.

Una belleza tan irreal y ciertamente peligrosa, típica de los omegas dominantes

Para empezar, ¿cómo era posible que Namjoon no hubiera notado que era un dominante después de todo? Era demasiado obvio, la presencia, el porte, el carácter, la belleza… no eran cualidades de un omega normal, mucho menos de un recesivo. Todo en Park Jimin gritaba omega dominante, incluso a los ojos de un tonto alfa como Namjoon que estaba demasiado absorto en él como para verlo realmente.

—... el plagio en esta clase, y en cualquier otra dentro de la universidad, está penalizado con la desacreditación de la materia y la baja definitiva en caso de ser un trabajo de evaluación.

La atención de Namjoon se desvió de Jimin hacia una alfa dos asientos frente al suyo que, discretamente, había sacado su almuerzo bajo la mesa y se dispuso a abrir el recipiente de plástico para comer su ración de kimchi acompañado con ternera al ajillo.

Plan B -NamMin°Minimoni-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora