XII

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Las gomitas sabor cereza saltaron en todas direcciones cuando el alfa irrumpió en el estudio de Matemáticas Aplicadas y Taehyung, penosamente, chilló del susto cayéndose de su asiento.

—¿Qué demonios haces aquí? —vociferó el omega poniéndose de pie con mala cara— Llamaré a seguridad.

—Taehyung, por favor —pidió Yoongi—. No vengo a buscar o causar problemas, sólo quiero saber sobre lo que dijiste esa vez en la cena, eso sobre Jimin.

Taehyung suspiró. Había esperado esto desde el principio, porque que, tarde o temprano, Yoongi lo buscaría para obtener las respuestas a sus exasperantes preguntas. Sí, Tae sabía que esto sucedería, pero no significa que estuviera preparado para ello.

—No sé de qué estás hablando —Optó por hacerse el loco con el tema, a falta de una mejor estrategia para evadir el problema—. Yo sé que te tiraron de chiquito, Min, pero no sabía que el golpe había sido tan grave como para dejar daño permanente. Ve al médico, lo digo en serio, no es normal imaginarse cosas.

El alfa endureció el rostro. —Dime lo que sabes —Yoongi fue tajante. Cruzó la habitación en un par de zancadas y cuando menos lo esperaba ya tenía a Tae casi acorralado contra un escritorio—. No estoy aquí para jugar —Su voz y su actitud no dejaban dudas de que no se iría de ahí sin una respuesta; estaba desesperado.

Y, si Taehyung fuera más prudente, sabría que era mejor no hacer enfadar a un alfa en ese estado, pero Taehyung no entendía el concepto de "prudencia".

—Para empezar, aléjate de mí, pedazo de imbécil —Taehyung intentó apartarlo, pero el cuerpo de Yoongi en sí mismo era como un muro de acero. Aún así, en un momento de claridad, retrocedió—. No sé quién crees que eres para venir a mi lugar de trabajo y hacer este numerito, pero estás muy equivocado si crees que lograrás algo con esto.

El alfa parecía colérico, un poco fuera de sí, pero fue capaz de recomponerse lo suficiente como para acomodarse el saco y el cabello azabache antes de señalar a Tae con desidia.

—Estoy cansado de ti, Taehyung, completamente harto. Te juro que de no ser porque realmente aprecio a tu padre, ya habría acabado contigo hace mucho. ¡Eres un maldito egocéntrico, un narcisista de mierda, desde niños lo eras y lo sigues siendo!

El omega se quedó sin palabras, sin nada que responderle a su hermanastro por primera vez en la vida. Sentirse herido por las palabras de Min era algo completamente nuevo para él, porque nunca antes le había dado importancia a lo que su fastidioso hermanastro tuviera que decirle. Nunca había esperado que Yoongi pudiera decirle algo como eso. El alfa siempre había sido una maldita gárgola sarcástica ante los comentarios crueles de Tae, pero nunca había respondido al omega con algo realmente hiriente. Hasta ese momento.

—Así que abre la boca como siempre y habla, ¿Jimin está encinta?

Era como si alguien le hubiera tirado un balde de agua fría de la nada. Taehyung estaba congelado, paralizado mientras veía a Yoongi perder los estribos frente a él como nunca antes. Y, por un breve instante, Tae sintió miedo. Miedo porque Yoongi no era el tipo de persona que permitiría que sus emociones lo rebasaran o dejaran tan expuestos sus puntos débiles como lo estaba haciendo en ese momento. Eso Taehyung lo sabía bien, había crecido a la par, sabía exactamente la forma en la que Yoongi había sido educado para guardar todo eso en el rincón más oscuro e inalcanzable de sí, para no ser una presa fácil, para no ser débil.

—No entiendo que es lo que quieres —dijo tratando de no demostrar lo asustado que estaba, ni lo inseguro que se sentía—. Si lo estuviera o no, es algo que ni a ti ni a mí nos concierne.

Los ojos oscuros del alfa lo atravesaron con una mirada gélida, pero Tae no retrocedió. En cambio, se armó de valor y logró poner en su rostro una expresión decidida.

Plan B -NamMin°Minimoni-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora