9. Símbolos.

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"Baja"

Leyó el mensaje que Joel le había enviado y se cargó la bolsa de deporte al hombro.

—Adiós, cariño— murmuró dejando un beso en la cabeza de Pipo, quien intentó lamer su rostro—. Prometo echarte de menos. Cuida la casa por mí, chiquitín.

Pipo ladró en respuesta, acompañándolo como todo un caballero hasta la puerta principal, donde Erick quitó los seguros que tardó dos días en aprender a usar antes de salir del apartamento, lanzándole un último beso a Pipo desde su lugar.

Su fin de semana se había basado en relajarse y buscar el calor de su manta mientras veía comedias románticas desparramado en el sofá. El viernes salió con los chicos, aunque también vinieron Yocelyn, Amy y Delia. Era la nueva "no-novia" de Zabdiel, pero vamos, Erick no les daba ni tres telediarios. Ya estaba esperando una llamada inminente a su teléfono para que su mejor amigo confirmara que habían oficializado la relación.

Delia había pasado la prueba de oro: caerle bien a Yocelyn— porque ellos al final daban igual, aquí la que tenía buen ojo para esto era ella—, así que la nueva relación de su mejor amigo sería una cosa que llegaría tarde o temprano. Aunque, por si a alguien le interesa, a Erick también le pareció una chica agradable. Halagó sus ojos y dijo que le gustaba el color verde, él inmediatamente la aceptó en la familia.

Bajó las escaleras y abrió la puerta principal del edificio. Le costó encontrar a Joel entre los coches aparcados alrededor, pero finalmente lo hizo y caminó hacia él, abrochándose la cremallera de su chaqueta y guardando las manos en los bolsillos de la misma.

Joel estaba apoyado en la puerta del conductor. Le mantuvo la mirada al descubrir que se acercaba y, al segundo siguiente, dejó escapar una bruma de aire grisáceo por su boca, llevándose un cigarrillo a los labios poco después. Erick se sorprendió, porque no lo había visto fumando lo suficiente y porque seguía sin comprender cómo hacía para desprenderse de la presencia de aquella droga en su olor.

—Hola— saludó parándose frente a él, frunciendo un poco el ceño—. Pensaba que no fumabas a diario.

Joel negó con la cabeza. De nuevo, se veía demasiado cansado para estar ahí tan pronto.

—Es esporádico, pero no me daba tiempo si tenía que subir a por ti. Tengo mucho trabajo esta semana.

—Pues... Ya estoy aquí.

Joel alzó ambas cejas, dando una última calada antes de tirar el cigarrillo y pisarlo una sola vez.

—Eso veo. Sube al coche.

Erick dio la vuelta al Nissan y subió al asiento del copiloto. Llegó a tiempo para ver la forma mecánica en la que Joel abría el pequeño compartimento en el asiento del copiloto y sacaba de ahí un bote de perfume que enseguida disparó en su dirección. Uno al cuello, uno a la muñeca, la otra muñeca y el pecho. Luego lo volvió a dejar y bajó la mirada al cambio de marchas, agarrando un caramelo que se metió a la boca también de forma autómata.

Parecía estar tan concentrado en lo que hacía, que en el momento en el que Erick se giró a mirarlo Joel simplemente encendió el motor del coche y comenzó a maniobrar para salir de donde estaba aparcado, sin devolverle la atención.

—¿Fumas pero no te gusta el olor?

—¿Mhh?— preguntó dudoso, frunciendo un poco el ceño. Al analizar lo que Erick había dicho, carraspeó y lo miró una sola vez, desviando la vista a la carretera al segundo—. No es que no me guste. Convivo con gente que fuma y lo soporto, sólo que... No sé. Siempre lo he hecho así.

Erick se acomodó en su asiento, mirando la carretera también. Respiró profundamente, antes de que el comentario prácticamente se escapara de entre sus labios.

Dragones De Tinta || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora