27. Diente de León.

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Vio a Christopher el sábado por la noche, un día después de haber celebrado el cumpleaños de Joel.

Ellos no quedaron para cenar ni mucho menos. Solo le avisó de que saldría a pasear a Pipo y, a los diez minutos, su amigo estaba en la puerta de su casa. El abrazo que le dio duró mucho más de lo normal, fue el momento en el que Erick se dio cuenta de que realmente había alargado demasiado aquel encuentro entre ambos. Sobre todo en el momento en el que al alejarse se miraron a los ojos, como si hubieran pasado décadas sin hacerlo. Se sentía así. Dolorosamente así.

—¿Cómo está todo, entonces?— le preguntó su amigo, con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido mientras lo miraba.

Erick tenía los brazos cruzados contra su pecho para tratar de resguardarse un poco más del frío. Habían ido al parque y Pipo se encontraba saltando por ahí con algunos amigos perrunos. Erick tenía un ojo sobre él, había llovido y se negaba a tener que sacarlo de un charco de barro.

—Ahí va...— comentó con un susurro, humedeciendo sus labios—. Al menos Joel ya está cerca de ser otra vez Joel.

—Lo entiendo... No quería molestarlo, o algo así... pero pensé en mandarle un mensaje diciéndole que... Pues que esperaba reunirme con él, hablar civilizadamente, ya sabes... Me cuesta creer todo esto.

Erick asintió despacio.

—Gracias por intentarlo por lo menos, Chris...

Su amigo llevó la mirada hacia él sin dudarlo. Ladeó la cabeza, con las manos en los bolsillos y una imperceptible mueca en la expresión.

—Er... Me lo pediste...

—Lo hice. Él es muy importante para mí...

—Lo sé, enano. Lo sé.

Erick no pensó en comentar nada más, aunque fue Christopher el que segundos más tarde hizo un pequeño sonidito con la garganta, llamando de vuelta su atención.

—¿Sabes? Al menos hay algo que ha salido bien. Esta tarde estaba con Zabdiel y Delia le mandó un mensaje, creo que han terminado. No tengo ni idea, Zab no ha querido decirme mucho, iban a quedar esta noche para hablar, pero ya sabes...

—¿Por mensaje?— fue lo único que pudo retener él—. Cabrona...

—Mucho— aseguró Chris de inmediato. La expresión en su rostro cambió de un segundo a otro—. Quizá... Quizá te estoy pidiendo mucho, pero si Zab está mal y todo termina entre Delia y él... ¿Crees que podríamos quedar para tomar café el lunes por la mañana? Es el único día que no tengo turno en la estación...

Erick se vio más bien entre la espada y la pared. Estaba claro que era peligroso salir, mucho más en el cumpleaños de Joel... Sin embargo, se trataba de Zabdiel. Llevaba sin verlo semanas, era su hermano y lo necesitaba si las cosas salían mal. Él sabía que Zabdiel sí quiso a Delia, no le podía desear ningún mal por haberle dado esa diminuta felicidad a su amigo, a pesar de que a Erick ella le cayera definitivamente mal.

Terminó aceptando y, a las pocas horas, fue Zabdiel el que mandó un mensaje por el grupo que compartían para informarles de la ruptura oficial. Erick propuso verse tal y como había dicho Chris, y sus tres amigos aceptaron sin creérselo del todo.

—Te dije que Delia no duraba más de seis meses en una relación— le dijo Joel por teléfono el domingo cuando Erick se lo contó—. No sabe estar con nadie que no sea su propio ego.

Erick empujó el capazo y siguió doblando la ropa recientemente limpia que había dejado secar.

—En realidad estoy agradecido por eso. No me gustaba para Zabdiel.

Dragones De Tinta || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora