16. Alas.

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Estuvieron todo el jueves escondidos entre las sábanas.

Fue el día más perezoso que Erick había tenido en su vida. También el más tranquilo, el más loco en el sentido de que... realmente no habían hecho nada productivo. Porque probar los jodidos preservativos de chocolate no era lo más importante que le hubiera pasado a Escocia en los últimos veinte años, honestamente, por mucho que tanto él como Joel hubieran decretado que eran una jodida exquisitez.

El viernes, los dos estaban citados en una quedada organizada por Niall y Zayn. Y Erick era totalmente consciente de que si salía de esa casa, ya no tendría una excusa para alargar su estancia ahí, por lo que agrupó sus cosas para regresar a su hogar. Además, tenía que pasar por su casa y cambiarse de ropa a algo más especial para el momento. Joel, mientras tanto, llamó a Louis y le pidió que fuera con una bolsa de maquillaje a cubrirle las pocas marcas que perduraban en su rostro.

—Louis— advirtió él, sentado en el sofá, en cuanto lo vio acercarse con una brocha embadurnada de a saber qué.

Louis agitó la brocha al hablar, provocando que Joel bufara y cruzara los brazos en su pecho.

—No te va a doler, lo juro.

—No se estaba quejando por eso— solucionó Joel arqueando una ceja.

Louis apoyó el peso de su cuerpo en la pierna izquierda.

—¿Quieres hacerlo tú?

Y la expresión del otro fue tan seria, que hasta Louis dio un paso atrás y bajó la brocha. Erick correspondió poniéndose un poco más recto, actuando antes de que fuera muy tarde.

—Vale, puedes hacerlo, Louis. Pero que no se note mucho...

—¡Qué sí, qué sí! Confía en mí. Somos amigos.

—¿Quién te ha dicho que eres su amigo?— preguntó Joel arqueando una ceja.

Él se giró a mirarlo, sórdido.

—¿Te quieres callar?— casi ordenó.

Joel giró los ojos y se dio la vuelta, caminando hacia la nevera para ponerse un vaso de agua fría. Al ver que se alejaba, Pipo siguió sus pasos y Louis continuó feliz con su maquillaje, animado como si no hubiera escuchado nada.

De hecho, Erick se sintió más cómodo al escuchar lo que Louis dijo en su dirección.

—El veinticuatro es mi cumpleaños. Supongo que no podrás venir ese día, ¡así que te invito a una cena el sábado para celebrarlo!

—Oh. Claro, Louis. Muchas gracias por la invitación.

Louis sonrió orgulloso, asintiendo una sola vez. Luego alzó la mirada y cambió la expresión al localizar a Joel a la distancia.

—El sábado vamos a cenar. Es mi cumpleaños. No vengas en chándal.

Joel tragó y se limpió los rastros del agua con la yema del pulgar.

—¿Qué te compro de regalo?

—Joel, por Dios— se quejó él, mirándolo serio.

Louis, sin embargo, dio una palmadita en su lugar. Su felicidad ante la pregunta era tan notoria, que Erick comenzó a pensar sobre lo poco acostumbrados que parecían estar a lo tradicional en ese círculo de relaciones.

—Quiero cambiar las lamparitas de mi habitación.

—No es un regalo de tu cumpleaños si Harry también entra.

—Harry es mi novio, Joel— se quejó Louis, demasiado obvio al hablar—. ¿Te crees que no se ha puesto las zapatillas que me regalaste el año pasado?

Dragones De Tinta || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora