En diferentes bosques en los cuales no se les permite la entrada a nadie. Se encuentran criaturas que se creían ficticias. Demonios, hadas, hibrídos y más.
Si nos adentramos al bosque podemos notar que aunque sea un mundo en el que todo se vé genial...
Parado pensando y analizando cada acción que hizo antes de dormirse en el hombro del chico humano que ahora dormía sobre el cesped con margaritas a sus lados. George le había puesto su sombrero en su rostro para que no le molestara el sol y descansara tranquilo.
Suspiró mientras caminaba de aquí a allá intentando calmar su corazón que no paraba de latir con cierto descontrol hasta que se detuvo frente a un arbol cercano y apoyó su espalda en él.
No había sentido algo como eso en mucho tiempo, la última vez lo sintió con el demonio que ahora era uno de sus mejores amigos, pero había sido algo temporal. Pero no le quita el hecho de que había sido la primera vez que había sentido algo así por alguien.
Ahora lo volvía a sentir y agradecería realmente bastante si fuera temporal igual que la primera vez, es cierto que no le gustaba la idea antes ya que le gustaba alguien de distinta especie. Pero ahora es peor, hablamos de un humano, está estrictamente prohibido tener contacto alguno con ellos y sí, George ya había roto esa regla, en muchos sentidos.
¿Se arrepentía? No lo sabía. Él nunca había sido alguien rebelde que rompía las reglas, pero realmente el conocer a ese humano había encontrado una tranquilidad indescriptible.
No sabía que hacer, estaba mal cada cosa que pasaba por su cabeza. El hada se deslizó hacía abajo con su espalda aún en el arbol, abrazó sus piernas con desesperación hundiendo su rostró allí soltando leves sollozos.
Sintió brazos rodeandole, brazos que se sentían calidos, brazos que le daban calma a su corazón, brazos que conocía bien y que amaba sentir pero también le aterraba.
Cerró sus ojos aún llorando mientras soltaba sus piernas y abrazaba a quien lo estaba consolando, hundió su rostro en su hombro. Le aterraba que lo tuviera que ver así y con un humano que ya ambos conocen en el cesped durmiendo.
Le debía explicaciones y lo sabía, pero aun no estaba listo para darselas, tenía que afrontar a las reacciones de su mejor amigo al saber que veía seguido al humano, que lo había dejado entrar en el bosque, que lloraba porque se sentía confundido y asustado por los sentimientos que podría estar desarrollando hacía el rubio de ojos verdes. Deseaba estar en esa paz y tranquilidad que se encontraba ese chico, deseaba no poder preocuparse de esas cosas.
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Despertó sintiendo un extraño vacio en su interior, se sentó de golpe viendo a su alrededor. Estaba en las comodidades de su casa. Pero ¿acaso fué un sueño?
Tocó su cabeza sintiendo algo sobre su cabello rubio oscuro, lo tomó entre sus manos y lo miró. Era una corona de margaritas, no estaba tan intacta puesto a que con su cabeza al dormir la aplastaba un poco, entonces... ¿no había sido un sueño?
Tenía una corona de flores en sus manos y sabía perfectamente que él no era capáz de hacerlas, aun que jamás lo había intentado. Sabía que el unico que podría hacer esa maravilla y quien ya había puesto una en su cabeza hace un tiempo, George.
No se preguntaba como es que llegó ahí siendo que él estaba en el bosque, el hada ya había hecho eso con él antes, la primera vez que lo vió lo había hechado con las habilidades que poseía.
Recordó lo que le prometió al hada y de inmediato fué al baño a ducharse. No, no narraré eso, me dá flojera y no es como que los lectores de esta historia no sepan como es bañarse, a no ser... que sean otakus ¿lo son?
En fin, dejaré de desconcentrarme, continuaré narrando.
Luego de un rato salió ya con ropa del baño sintiendo como un olor a tostadas llegaba a su nariz. De inmediato fué a la cocina donde vió a su madre con una sonrisa.
—¿má? ¿Dondé estabas? Te estuve buscando hace un rato— la mujer rió dandoles una tostada que fué recibida y mordida con mucho gusto por el chico.
—Estuve por ahí ¿tan rápido te rendiste de buscarme?— volvió a reir y Clay solo negó con la cabeza.
—Estaré afuera si me necesitas, tengo que terminar al menos esas dos casas— dijo saliendo rápidamente mientras comía la tostada.
Ya casi terminaba la segunda casa y se dedicaría a hacer los muebles que faltaban para sentirlas como un verdadero hogar. Necesitaba poner bien las tablas del suelo, aun que la mayoría se veían fantasticamente bien con ese tono algo oscuro y ese tono ¿violeta? ¿Porque se ven violeta? Es el reflejo de una luz ¿porqué habría luz violeta detrás de Clay?
Clay volteó pero no había nada, miró hacia todos lados pero nada, volvió su vista a lo que hacía donde las tablas ya estaban todas bien puestas e incluso estaban todas enceradas y barnizadas. ¿Cómo es posible aquello?
George no pudo haber hecho eso ¿o si? No, él no rompería la regla de salir del bosque, se dió la vuelta para buscar los muebles, caminó hasta su casa deteniendose a medio camino.
—demonios, el martillo— dijo olvidando la herramienta en aquella casa donde volvió para tomarlo de la entrada.
Espera... ¿de dónde salieron esos muebles? Okey, eso ya le estaba preocupando, algo estaba pasando pero no sabía quien estaba provocando esas cosas. La casa e incluso ya estaba pintada completamente terminada y hogareña.
Antes de salir de la casa fué tomado entre los brazos de un ser alargado y multicolor ¿Qué és esa cosa? Preguntaba Clay en su cabeza intentando no paniquearse pero no lo estaba logrando.
Esa cosa lo dejó dentro de la casa sentado en el sofá mientras la criatura cerraba la puerta, se acercaba a él y poco a poco se transformaba en ¿un muchacho?
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Lamento tardar, quería Sentirme mejor y ahí empezar A retomar la escritura Para darles capítulos de calidad
Sé que poquitas personas leen Esta historia pero agradezco el Apoyo a aquellas personas que sé Que apenas subo capítulo, votan
