En diferentes bosques en los cuales no se les permite la entrada a nadie. Se encuentran criaturas que se creían ficticias. Demonios, hadas, hibrídos y más.
Si nos adentramos al bosque podemos notar que aunque sea un mundo en el que todo se vé genial...
Se metió a su casa rápidamente cerrando la puerta detrás de sí mismo. Quería dejar de pensar en el beso que le dió al humano debía irse, lo acababa de prometer.
Mientras tanto las hadas del pueblo lo habían visto entrar rápidamente y obviamente estaban preocupados por él. Hace unos 4 días lo habían visto ser llevado por Magos de alto rango por romper múltiples reglas, creían que moriría pero de cierta forma creen que dejarle vivo sería peor para él.
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Karl venía del pequeño descampado de margaritas al que siempre frecuentaba su mejor amigo "desaparecido" cuando escucho algo alertandole.
Y ahí es donde vió a cierto chico Rubio caminando en dirección a las afueras del bosque con una sonrisa en el rostro y con... ¿Las gafas de George?
Cuando George se había ido volando rápidamente se le habían caído las gafas y es por eso que Clay las tenía en sus manos mientras caminaba.
El jóven viapus malinterpretó aquello y se le encimó a Dream en su forma original desprendiendo luz violeta.
Dream estaba notablemente asustado y trató de vocalizar para hablar pero por miedo las palabras no salían.
—¡ESTÁ EN SU CASA!— Gritó con miedo.
Karl se calmó y se transformó en su forma humana viendo a Clay, le ayudó a levantarse y le arrebató las gafas de sol.
—Más te vale que sea verdad... — luego de aquello se fué dejando a un Clay asustado y queriendo irse del bosque para esperar a George.
El ojiazul corrió por el bosque llegando al pueblo de las hadas entrando rápidamente a la casa de su mejor amigo quien en ese momento estaba guardando su ropa en un equipaje.
—¡GEORGE!—Karl se dirigió hacía él pero lo primero que hizo no fué abrazarlo, fué tomar su rostro y ver su ojo izquierdo. Karl antes había visto el futuro y pudo ver con sus propios ojos como sumergían la mitad del rostro de su amigo en ácido mientras él luchaba para no ser del todo sumergido.
Y eso pasó, lamentablemente llegó tarde y no lo pudo detener, ahí estaba viendo con una mirada culpable al hada por su ojo ciego. Acarició sus mejillas y lo abrazó.
—Lo siento... Es mi culpa... — George negó.
—No lo fué— correspondió el abrazo para luego alejarlo y seguir guardando sus cosas.
—Creí que él humano te había hecho algo, tenía tus gafas y por es-...¿Qué haces?— preguntó Karl algo curioso y manteniendose cerca de él por miedo.
—Me voy del bosque, viviré con Clay y Tommy— dijo cerrando su maleta. Volteó a ver a su mejor amigo quien lo miraba entristecido.
—Entiendo, no te detendré. No confío mucho en ese humano, pero sé que de todos modos allí estarás mejor que aquí—Sonrió aún entristecido.
—Ven conmigo Karl, vivamos juntos— sonrió George tomando una de sus manos.
—George, no creo que sea buena idea, yo...— se detuvo al ver el rostro de cachorro que ponía el mayor, suspiró rodando los ojos. —Está bien, acepto—
George celebró y Karl desapareció por un portal. Suponía que iba a buscar su ropa para mudarse con él fuera del bosque Emerald.
Tomó su equipaje, sacó sus alas y voló rápidamente dirigiendose a las afueras del bosque, una vez ahí se quedó parado sin salir del bosque. Estaba nervioso y sabía que ya había pisado el cesped fuera del bosque por culpa de Tommy pero ahora lo haría por voluntad propia.
Tomó aire y contó del diez hasta el cero, sin embargo no salió del bosque. Por alguna razón los nervios y el miedo no lo dejaban pero lo intentaría de nuevo.
Thomas lo vió y se acercó solo unos metros apoyandole con una mirada y una sonrisa. Gracias a eso, George cruzó y rompió la regla voluntariamente.
Sintió el cesped en sus pies y olfateó el ambiente. Se sentía bien salir de su infierno, sería libre como ningún otro hada había intentado.
Tommy sonrió y se acercó. —Estoy feliz de que te hayas decidido a salir del bosque—
—Lo hago por tí— sonrió escondiendo sus alas y tratando de enfocar bien la vista debido a la luz solar. Tommy notó esto y le dió las gafas que le pasó Clay cuando salió del bosque.
George se puso las gafas viendo todo mejor... bueno, mejor de lo que él podría ver porque muy bien que digamos no vé. En fín.
—No deberías hacerlo por mí, Gogs, deberías hacerlo por tí— sonrió y tomó su mano. —Déjame enseñarte tu casa—
Caminaron unos cortos metros hasta llegar a una de las tres casas en la que tenía tallado su nombre en la madera de la puerta.
<< George >>
Ambos entraron y el mayor de ambos empezó a ver todo cpn lujo y detalle, admiraba los muebles y objetos que adornaban las superficies de estos. Se veía calida, se veía como un hogar.
