En diferentes bosques en los cuales no se les permite la entrada a nadie. Se encuentran criaturas que se creían ficticias. Demonios, hadas, hibrídos y más.
Si nos adentramos al bosque podemos notar que aunque sea un mundo en el que todo se vé genial...
Hoy era un día nubrado. Tommy y Clay comían juntos en la casa que ahora pertenecía al rubio menor, no hablan casi nunca aun que Clay siempre intentaba sacar algún tema de conversación para conocerlo mejor.
La comida silenciosa no era del todo incomoda y eso era algo que ambos agradecían mucho, que no hubiera incomodidad en el aire para sentirse a gusto.
Tommy como era costumbre al terminar de comer se fué a su ahora habitación cerrando la puerta detrás de él. Habían pasado ya 3 días desde que empezó a vivir ahí pero George no le había ido a visitar y el rubio mayor creyó que eso lo tenía enojado pero poco sabía que estaba preocupado de que alguien le haya hecho algo al hada de luz azul.
Dream suspiró y se levantó de la mesa al terminar de comer para llevar los platos a lavar, no tardó mucho en acabar esa tarea para largarse de esa casa e ir a la suya.
Planeaba que el día que viniese George lo intentaría convencer de vivir fuera del bosque, por algo había hecho una segunda casa ¿no?
Esperaba ver a George pronto, como no se había presentado en 3 días no sabía nada de él. Talvez debería sumergirse en el bosque para buscarlo aún que eso sería arriesgado.
No debería dejar a Tommy solo, pero seguro que si le decía la razón lo entendería y apoyaría. Pero ¿iría? Aun no lo sabía.
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2 días antes
—Hiciste bien George— animaba su amigo dando palmaditas en su espalda como apoyo.
—Lo sé, sé que hice bien pero no sé... Tengo un mal presentimiento, siento que algo va a pasar— dijo George algo estresado.
—Relajate, todo estará bien ¿hoy veras a Tommy? — El hada asintió, debía ir a verle para sentirse más tranquilo.
—Hoy es domingo, Tubbo regresa hoy de sus vacaciones en el bosque vecino. Debo decirle lo de Tommy—
—¿Tubbo estaba en el bosque Amber?— George volvió a asentir mientras se levantaba del césped poniendo la corona de flores que tenía en sus manos en la cabeza de su mejor amigo. Sintió un deja vu que le hizo sentir su corazón latir con fuerza.
Se acordaba de la primera vez que no alejó a Clay, esa vez había hecho eso mismo y se había vuelto una costumbre darle sus coronas de margarita. Pero debía evitar que eso siguiera pasando, no era correcto lo que hacía y debía detener la supuesta amistad que tenían.
—¿Estás bien?— Pregunto Karl acomodandose la corona de margaritas que le había puesto su mejor amigo.
—Si, si, solo estaba... Recordando algo— dijo lo último mientras soltaba un largo suspiro que había estado reteniendo. —Ya me tengo que ir, te veo luego para la cena con Sapnap esta noche— dijo con una sonrisa y dándose la vuelta.
