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Relajación.

Era lo que sentía el hada al hacer esas manualidades con las flores, era una terapia para él hacer coronas de flores, en especial con margaritas ya que eran sus flores favoritas.

Ese lugar era paz. Nadie iba a ese descampado y le tenían prohibido a las hadas ir a los sitios más lindos del bosque porque según ellos "no tenían derecho" a ver aquellas maravillas de nuestro hogar. Era una completa estupidéz.

Espera... ¿Ruido? ¿Eso fué ruido? Como dije, nadie iba a ese lugar, solo George. ¿Porqué abría ruido en un lugar tan silencioso si no fuera provocado por él mismo?

Se calmó y continuó con lo suyo teniendo ya lista la primera corona de margaritas, la levantó levemente admirando su belleza. Planeaba llevarsela a Tommy cuando pueda porfín dejar de estar aislado del pueblo.

La admiró por unos minutos hasta que apareció un rostro detrás de la corona por lo que de inmediato cayó hacia atrás asustado por la repentina aparición de alguien. Esperaba que fuera un hada o un Viapus talvez. Incluso se esperaba ver a Karl pero no reconocia esa voz.

-Lo siento, no quería asustarte- dijo un chico rubio delante de él con una mascara de sonrisa en su cabello y con unos hermosos ojos... humm... ¿amarillos? Talvez eran verdes.

Se quedó analizando su rostro unos segundos antes de caer en cuenta ¡¿el humano?! ¡Entró al bosque! De inmediato de levantó y empezó a alejarse con mucho miedo.

-¡Hey! No te haré daño- dijo el humano acercandose a paso lento hacia el hada que estaba entrando en panico. George no podía creer que algún día se sentiría tan temeroso en el lugar que tanta paz le transmitía.

-¿Q-Qué haces aquí?- dijo rápido tropesando levemente con sus palabras.

-Te ví volar hasta aquí y te seguí- respondió sincero el rubio dejando ver una sonrisa mientras se acercaba un poco más.

George estaba muy asustado pero... ¿él es débil? No, no lo era pero en ese momento se estaba dejando influenciar por lo que decían los demás, sin embargo se dió cuenta. Él es poderoso, puede manipular la realidad a su antojo y es lo que haría.

Suspiró y la corona de flores ya no era lo que parecía, era una espada de diamante muy filosa. Acercó la espada al cuello del humano notando como su expresión cambiaba drasticamente y soltaba su espada con las manos en alto.

-No deberías estar aquí- el hada sonó más seguro, como si hubiese perdido todo el miedo que tenía hace un minuto atrás.

-A-ah... solo quiero respuestas- dijo aún con las manos en alto y esperando que al hada no se le ocurra cortar su garganta.

-¿De qué?- entre cerró los ojos de forma amenazante buscando asustar más al desconocido que había irrumpido en el bosque.

-Algo... algo en e-este bosque me llama pero no sé que és.- dijo rápidamente y ahora el de las palabras tropezadas era él.

George bajó la espada lentamente acción que calmó al menor haciendolo soltar un suspiro y relajando lo tenso de sus musculos.

La espada de diamante se transformó en lo que era antes, en una hermosa corona de margaritas hecha a mano por el hada que la sostenía con delicadeza.

-Deberías irte, si te vé alguien morirás.- dijo ya con una expresión más serena.

-¿Qué? No... quiero respuestas- dijo dandose cuenta de que el hada ya se había dado la mediavuelta y se estaba llendo provocando que rápidamente el rubio lo siguiera.

-Mira...- respondió el castaño dandose vuelta para verlo a los ojos. -Si quieres morir entonces está bien, sigue buscando esas "respuestas" que buscas pero a mí no me metas en este asunto.- dijo haciendo comillas en respuestas volviendo a caminar hacia la obscuridad.

-Quiero tu ayuda- dijo volviendo a seguirle pero el mayor solo lo ignoró.

-Porfavor- el rubio tomó del brazo al hada que ya carecía de paciencia.

-muy bien, ya me cansaste- respondió a lo que dejó a un rubio confundido que cuando apenas pestañeó yacía fuera del bosque.

¿Cómo llegó ahí? No lo sabía pero creía que ese hada tenía algo que ver con ello.

Tommy se encontraba sentado con miedo en el sofá de su casa mientras Tubbo le ponía hielo a sus hematomas para mejorarlas al menos un poco

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Tommy se encontraba sentado con miedo en el sofá de su casa mientras Tubbo le ponía hielo a sus hematomas para mejorarlas al menos un poco. Sabían lo que les esperaba cuando llegara George de donde sea que estuviera.

Y como si haya sido una invocación ese pensamiento, George apareció algo abrumado por lo que había vivido hace un rato.

Los vió y al notar la presencia de ambos sonrió pero rápidamente esa sonrisa cambió a un rostro asustado y preocupado. Rápidamente se acercó a Tommy tomando su rostro con cuidado delicadeza.

-¡¿Qué te ocurrió?!- preguntó mientras miraba cada cambio en el rostro de su hermano. El rubio no le respondía, solo se quedó callado ya que odiaba ver a George tan alterado.

Hubo un silencio mientras empezaba a caer la primera lágrima de George por lo asustado que estaba pero ese silencio fué interrumpido por el ruido de Tobías agachandose a sus pies y abrazando sus piernas mientras sollozaba.

-Perdóname Gogs, te fallé- dijo aferrandose al mayor quien al verlo en ese estado intentaba hacer que se soltara del agarre.

Cuando lo logró lo levantó y lo abrazó acariciando su cabeza con suavidad.

-No es tu culpa Toby, no lo és ¿entendido? Nada de esto lo és.- dijo mientras continuaba con aquellas caricias.

La tarde transcurrió con Tommy explicandole todo a George y el porqué nunca le había dicho que le molestaban en el colegio. El hada mayor lo entendió y simplemente lo abrazó para que el rubio desahogara las penas que tenía por culpa de las estupidas reglas y prejuicios del bosque Emerald.

🍃EQUALITY: The Fairy Tales Aren't Always Perfect🍃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora