Capítulo 20

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Entré precipitadamente a mí cuarto maldiciendo por lo bajo. - Bonito el momento que escoges para acordarte de nuestra amistad. - De inmediato me metí a duchar, necesitaba sentir el agua golpeando mi espalda desnuda, mi cuerpo necesitaba relajarse, me sentía tensa completamente. No podía dejar de pensar en las palabras de Gabriel, una parte de mí lo detestaba en ese momento, pero otra parte estaba intrigada ¿Por qué recordaba con tantos detalles todo lo que le había contado? ¿Por qué me lo dice ahora? ¿Por qué tiene que pasar esto?

Terminé mi ducha un poco más relajada, me cambié y bajé a la cocina, la casa se sentía completamente vacía, ya era tarde y Anny no llegaba, seguramente se quedarían en el apartamento que compartíamos antiguamente, lo extraño, creo que al comenzar de nuevo el instituto me iré a vivir para allá, necesito espacio, esto ha sido una locura, todo lo que he vivido hasta ahora lo siento como una mala historieta.

En la cocina me conseguí con una alegre Agatha, preparando desde temprano la cena.

-Estas muy emocionada. – Dije sentándome en una de las sillas de la encimera. -

- No, sólo me acordé de algo que me dijo Xavier cuando llamó.- La miré detenidamente. -

- Me alegro por ti, pásame por favor lo que queda de vodka en el refrigerador. – Estaba molesta, no quería pensar, y absurdamente, muy a pesar de mis promesas ésta mañana, el licor era una buena idea. -

- ¿Y por qué vamos a brindar? –

- Tú por una nueva ilusión, yo. - Suspiré. - No tengo idea. –

- Si vas a estar deprimida, es mejor que no tomes, además la resaca de hoy fue fenomenal, definitivamente no podemos ligar vino con otras bebidas. – Sugirió. -

- Tienes razón, pero a veces es necesario ahogar el alma. - Dije con una mueca. - Además, esta vez no ligaré licores ni sabores. - 

- ¿Quieres compañía? -

- No, no hace falta, gracias. Tú deberías vestirte y salir a encontrarte con Xavier. - Agatha sólo sonrió animada y ansiosa por su encuentro con Xavier. -

Salí de la Cocina con un vaso y una botella suficientemente llena para mí, subí las escaleras sin prestar atención y cuando me di cuenta estaba en el cuarto de la prometida de Gabriel, me senté en una de las sillas que daban hacia la ventana y me serví un poco de vodka que realmente no probé. Me quedé allí con la vista perdida.

Abrí mis ojos tratando de acostumbrarlos a la obscuridad, estaba acurrucada en la silla y me había quedado dormida profundamente; me estiré y me levanté admirando la vista, todo estaba oscuro, el cielo nublado y la ausencia de la luna hacía que todo se bañara de un manto un tanto terrorífico. Decidí bajar a la cocina, mi cuerpo me exigía comida, la luces de la casa estaban apagadas y todo estaba en silencio, pero al llegar a la cocina me topé con Agatha y un Gabriel ya bastante repuesto. –

-Buenas noches, no quería interrumpir, lo siento. –

- ¿Dónde rayos estabas? Te busqué en tu cuarto, en el de Alex e incluso en el de Annelí. - Agatha es muy mandona, y demasiado sobreprotectora. - Siéntate, les traje cena, imaginé que debían tener hambre. - Mientras Agatha servía todo, siguió hablando. - Gabriel es todo un roble, ya está como nuevo, aún así deberías revisar las heridas que quedan por sanar. – Me miró cautelosa mientras me extendía el plato de comida. -

- Sí, en cuanto termine de cenar le hago un chequeo al inusual milagro de Gabriel. –

- Elena que incrédula, no es algo inusual, solo que él tiene un organismo bastante acelerado. –

- Créeme, él quiebra cualquier récord de cicatrización jamás visto. –

- Espero que al menos paguen algo por eso. – Dijo sonriendo Agatha. - Por los momentos, necesito que te alimentes.-

Inmortales / (Edit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora