Capítulo 1

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Una de las frases más emblemáticas que se sedimentó en mi memoria desde corta edad, fue aquella que leí en un folleto funerario, "La muerte está tan segura de su victoria, que te da toda una vida de ventaja" Para ese entonces, me pregunté si yo le tenía miedo a la muerte. Después de meditarlo, mi respuesta me asombró. Realmente le temía más a la vida y a la forma de morir que a la muerte en sí, entonces volví a cuestionarme ¿A qué le temes realmente?
Mi respuesta fue revelada unos años después, cuándo entendí que el gran vacío que sentía, y esas ansiosas ganas de salir corriendo, eran debido a que no quería morir cómo una pueblerina, con estudios mediocres, un matrimonio por conveniencia, e hijos insolentes.

Mi nombre es Elena Woodsky. Mi madre y padre tenían una cultura y religiosidad muy asentadas, mi nana, quién ayudo a criarme fue la encargada de darme los estudios básicos, así como de consentirme y transmitir leyes y costumbres socio culturales, las cuales nunca obedecí. No me interesaron esas supersticiosas reglas que se empeñaban en imponer estilos de vida. Yo no era como los demás, yo quería ser diferente, libre, conocer nuevos horizontes, matricularme en medicina, y ser la primera mujer de aquel pueblo supersticioso y lleno de prejuicios en graduarse en una conocida academia universitaria citadina.
Y así inició mí travesía. Ingresé a través de una beca a una prestigiosa academia, lo cual era difícil puesto que era exclusiva, única y reconocida por su excelencia en la educación de sus alumnos. Mi hermana menor, quién amaba con locura, y mi nana fueron las únicas que en secreto me apoyaron en tramitar los documentos, guardar dinero suficiente y planificar una fuga hacia mi sueño, ya que mis padres jamás lo aprobarían, en particular mi obstinado padre, con quién normalmente discuto y últimamente evito por todos los medios. Para mi desdicha, nuestra relación fue mutando con el paso de los años, y aquél sueño que cada día se arraigaba en mi mente, hicieron estragos en nuestra relación. Antes no era así, mi padre era mi súper héroe, mi trampolín y mi confidente, aún lo sigue siendo pero, imagino que las personas cambiamos continuamente y gracias a ello, tomamos rumbos distintos.

A los 17, en una noche bañada de estrellas, decidí dejar aquella carta de despedida que tantas veces reescribí con lágrimas en los ojos, sobre una cama completamente ordenada de manera inmaculada, y sólo con una maleta mediana, una mochila, un pequeño bolso de mano y una tonelada asfixiante de sentimientos me marché de mi hogar, sin despedidas, ni ruidos, únicamente aquél amargo sabor en mi boca, y una llamarada quemando en mi pecho.
Llegué a la concurrida ciudad, con el corazón palpitante de emoción, y el alma entristecida. No fue fácil el camino, pasé días intentando conseguir vacante en una residencia estudiantil, sin recursos, y la esperanza a punto de desvanecerse, una tarde particularmente helada, me encontraba a las afueras de la academia, debatiéndome entre dormir en la plaza, o en el estacionamiento del instituto, ya que tenía que guardar dinero, y estar pendiente por sobre todo, de las largas colas que se formaban en nuevos ingresos, miles de personas queriendo también un lugar en las listas de las residencias estudiantiles. Mi mente lejana divagaba, cuándo una chica de sonrisa genuina y mirada cálida, preguntó mi nombre, sentándose a mi lado.

- Hola, te veo un poco pérdida y ausente ¿Cómo te llamas? - Su cercanía me dejó sorprendida, sonreí vagamente y al hablar, sentí cada palabra aglomerarse tras mi garganta, chocándose se para salir.-

- Me llamo Elena. - Mi voz sonó carrasposa y grave, me aclaré la garganta y continué. - Elena Woodsky, soy nueva llegue hace unos cuatro días, matriculé en ésta academia.-

- ¡Vaya! ¡En hora buena! - ¡Me felicitó! ¡Realmente una extraña me había felicitado! - Y dime ¿Por qué estás en las afueras de la academia con lo que imaginó son todas tus pertenencias, y cara de que morirás mañana? - Extrañamente comencé a derramar lágrimas, una tras otra recorrían mis mejillas sin poder detenerlas. - Lo siento, ¿Dije algo malo? - Se disculpó. -

Inmortales / (Edit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora