Capítulo 25

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Estábamos en una zona boscosa, Agatha y yo habíamos atado nuestro cabello en una trenza, y llevábamos ropa negra ajustada y botas militares, nos acercamos a una casa grande que aparentemente estaba abandonada yo seguía los pasos de Agatha y Gabriel, Xavier nos dio la orden de quedarnos afuera de la casa mientras ellos entraban.

Se escucharon diversos ruidos extraños, gruñidos, risas cargadas de irónica rabia, gritos y disparos, mi corazón latía frenéticamente y mis sienes estaban a punto de estallar, respiré en varias oportunidades para calmar mis nervios, la cara de Agatha era inescrutable, la de Gabriel en cambio, reflejaba preocupación. Unos minutos después Gabriel dio la orden de entrar.

Cuando estuvimos en el interior de la casa, me di cuenta que todo estaba vacío, en lo que debía ser la sala, habían tres cuerpos que no identifiqué y un hombre alto fornido y moreno golpeando a Omar quién estaba con moretones y sangre en toda la cara, Gabriel se lanzó a la espalda de aquel fornido vampiro, le rodeo el cuello con su brazo izquierdo y con la mano derecha apoyada en la nuca le rompió el cuello, Omar le dio la mano a Gabriel en forma de agradecimiento y los cuatro subimos las escaleras al segundo piso de la casa.

Alex estaba peleando con un tipo alto y delgado de cabello abundante hasta los hombros y Xavier tenía sometido a dos hombres arrodillados y con cadenas atadas a sus cuellos que sostenía con las manos aplicando más fuerza con su rodilla pegada a la espalda de uno de los tipos más altos, Omar ayudó a su hermano mientras que Gabriel seguía adelante ante una seña de Xavier ordenando que subiéramos al tercer piso dónde la oscuridad reinaba de manera pesada, caminamos por un pasillo y luego Gabriel ingresó a uno de los cuartos que tenía la puerta entreabierta, lo seguimos y mi corazón se paralizó al ver una mujer con un vestido púrpura largo y una capa de capucha negra que sólo dejaba ver sus labios llenos de sangre, bajé la vista y mi estómago cayó al suelo, habían cinco jóvenes pálidos a los pies de la tenebrosa mujer, las náuseas comenzaron a aparecer como síntoma de la repulsión que sentía, mi corazón se ausentó de mi pecho sintiendo un desespero indescifrable. Gabriel Agatha y yo rodeamos a la mujer,  quién sonrió tenebrosamente y mi piel se erizó al percibir que ella disfrutaba de todo lo que ocurría en ese momento que parecía haberse planeado con esmero.

- Los estaba esperando. – Su voz me resultó demasiado familiar y un escalofrío me recorrió la columna. Victoria. – Querida Elena Te esperaba en especial a ti, Gabriel veo que tus instintos han cambiado, más no tus sentimientos. – Soltó las cintas que ataban la negra capa a su cuello y se quitó la capucha revelando un rostro pálido y atemorizante, los labios rojos de la sangre ingerida, los ojos llenos de ira lujuriosa y oscura como la noche.

- ¡Deberías estar muerta! – Agatha habló irrumpiendo en mis pensamientos y apartándome del manto espeso que me comenzaba a inmovilizar. –

- ¡Te equivocas! - Rugió Victoria. - Yo debería estar viva, seguir siendo una humana idiota como tú, queriendo matar a malditos como yo. – Su voz estaba cargada de ira y odio, era grave y amenazadora, aunque físicamente estaba muy quieta. –

- Tú estás demente. –

- Gabriel, Gabriel, Gabriel... - Comenzó a caminar hacia él riendo siniestramente y se detuvo a un paso de distancia, Gabriel apuntó con su arma a Victoria y ésta se mostró inescrutable. – También me traicionaste imbécil. - Todos estábamos alrededor de ella listos para atacar. - ¿Dónde estabas cuando te necesitaba? ¿En dónde te encontrabas cuando tu mujercita estaba aterrorizada y confundida mientras que a mí me mataban por su maldita culpa? – Esta vez gritaba e inesperadamente le quitó el arma y cerró su mano alrededor del cuello de Gabriel. – Dónde estabas maldito inútil. – Se acercó a su cuello inspirando su olor y de inmediato gruño fuerte alzándolo y lanzándolo, haciendo que su cuerpo chocara contra la pared dejando un gran hueco y cayendo al suelo. – ¿Eres un lobo? ¿En serio Gabriel? ¿Tú que eras el mejor en todo? – Rió fuertemente llenando mis oídos de su risa terrorífica, se escucharon unos pasos corriendo hacia donde nos encontrábamos, y Victoria puso de inmediato su atención a la puerta. –

Inmortales / (Edit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora