Capítulo 32

2 0 0
                                    

La mañana siguiente lo primero que vi fue el rostro de Gabriel dormido plácidamente, sonreí al recordar la pasión con la que nos entregamos y la promesa de estar juntos en éste nuevo camino que se nos presentaba. Lentamente me levanté de la cama tomé una toalla me envolví en ella y salí de la habitación, fui a la cocina y recordé que tanto tiempo sin habitar éste pequeño departamento se encontraba sin alimento que ofrecer, me dirigí al cuarto de nuevo y busqué entre la ropa algo cómodo, terminé escogiendo un jeans y una franela para así salir del departamento con una estúpida sonrisa que no podía ocultar, caminé hasta el café más cercano, ordené comida para llevar y regresé, entré y una cara conocida me esperaba en la sala, con cara de pocos amigos, y esa maldita sonrisa diabólica.

- Danilo. -

- ¿Pensaste que podías huir? - Habló de forma irónica e impaciente. -

- Mi intención sólo era regresar a mi ciudad, confiaba en que me rastrearías. - Le di la espalda para llevar el desayuno a la cocina e intentar mantener una actitud desafiante y aparentar que no me ponía nerviosa su presencia. Con todas mis fuerzas me sobreponía a la intimidación y las ganas naturales de salir corriendo, gritar o intentar asesinarlo, pero sabía que ninguna terminaría bien, segura o conveniente. Así que decidí actuar lo más normal posible, y obviar el hecho que era Danilo quién estaba en la sala del departamento. -

- ¿Regresar a tu ciudad o acostarte con tu mascota? -

- Eso no debería ser relevante para ti. -

- Tienes razón, no me es relevante con quién desees compartir tu lecho, sólo cuando se mezcla con sentimientos y terminan arriesgando mis planes. - Me crucé de brazos molesta por la absurda discordia. -

- Eso no va a suceder, él y yo somos un equipo, trabajamos juntos, y más allá de eso estamos juntos en todo, no deberá preocuparte, no modifica nuestro acuerdo. - Danilo me detalló sopesando mis palabras y luego asintió. -

- En ese caso su primera misión ya está en marcha, toma - Me ofreció una hoja la cuál tomé y observé, tenía escrito en una letra totalmente perfecta y uniforme una especie de conjuros y dibujados unos símbolos que no reconocí. - Son conjuros, los necesitarás siempre así que deberás recordarlos permanentemente; ellos ayudan a contener la fuerza de un sin alma, como lo son los vampiros. – Y como si leyera mis pensamientos, respondió a la pregunta que me había hecho. –No Elena, eso no funciona conmigo. – Ambos nos miramos y luego de segundos él siguió hablando. – Éste objetivo es especialmente complicado, tiene muchos a su mando y claro, es muy anciano, así que es importante que te aprendas lo que te escribí allí. Además sirven para nuestra amiga Victoria. -

- ¿Cómo sabré cuál es el vampiro y dónde estará? -

- Al reverso de la hoja están unas coordenadas, allí se encontrarán en tres días, deben hacer un ritual de iniciación a su clan así que necesariamente estarán todos allí. -

- Nos estas enviando a una misión suicida, todo un clan estará en el maldito sitio muchos antiguos estarán allí también. -

- Elena aun no entiendo tu falta de fe. -

- ¿En quién? ¿En ti? – Ironicé. -

- No. En ti. - Puntualizó. Hubo un silencio en el cuál sentía mi sangre hervir. - El hecho es que van a ir a ese lugar y asesinarán a los que allí se encuentren, por sobre todo al idiota de cabello amarillo y ojos azul celeste. -

- ¿Ahora matamos por celos? - Hablé de forma irónica y de inmediato sentí sus manos en mi cuello. -

- Te aclaro dos cosas; la primera es que tu vida y la de tu amante están en mis manos, la segunda es que conmigo no se juega ¿Entendiste? - Asentí rápidamente y me soltó empujándome hacia el mueble que estaba a un lado. - Los conjuros que tienes en la mano te ayudarán a tomar el control de la situación, Eduardo es el ser más fácil de matar, el muy idiota no tiene suficientes poderes, por eso es que tiene a sus propios guardaespaldas son los que en todo caso te darán más trabajo. – Habló tranquilamente y sumido en sus pensamientos. - Quiero un trabajo limpio, luego de eso te entregaré a tu amiguita Victoria, ya está causando algunos inconvenientes y me fastidia mis planes. - Se pellizcó el puente de la nariz y yo me aclaré la garganta para hablar.-

Inmortales / (Edit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora