Capítulo 14

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Esa noche en las mazmorras entendí para qué usaban la alberca. Agatha me sumergió en varias ocasiones obligándome a soportar la respiración por mucho tiempo, en una de las ocasiones me desmayé y ella puso fin a esa clase; pero los dias siguientes transcurrieron en esas aguas; allí combatimos y nos hundimos ambas aguantando la respiración hasta no poder más.

- Debes aprender a enfocarte, dominar tu mente para dominar tu cuerpo. - Agatha se había tornado extrañamente en una amiga, era la que más me exigía y con la que más pasaba tiempo en aquellas mazmorras. - Si te enfocas, lograrás más resistencia en todo. - Ella era la que más me apoyaba y quién sacaba lo mejor y peor de mí. -

Pasaron los días, mis técnicas mejoraban, los entrenamientos eran agotadores y constantes, no había descanso, había estado hasta altas horas de la madrugada entrenando con mis tres tutoras y claramente el esfuerzo se notaba. Las pesadillas habían cesado, pero reaparecieron justo el día en el que pelearía con Agatha, era como si el cansancio las hubiese mantenido a raya pero en momentos de más estrés afloraban.

La mañana de mí combate, bajé a las mazmorras y únicamente se encontraba Agatha, afilando la navaja que siempre guardaba en la pantorrilla. Con solemnidad nos saludamos y ella me invitó a pasar a la arena.

- Espero estés preparada, toma dos dagas que sean cómodas para ti, y vamos a ver que tanto has aprendido. - Así lo hice, y nos preparamos para entrar en el calor de la batalla, Agatha atacó primero, afortunadamente la evadí y contraataque, logré rozarle con el filo de la daga en su hombro, y ella sonrió, pero mi mente me jugó una mala broma, por un segundo vi a Danilo al fondo del recinto y en esa distracción ella logró lanzarse sobre mí con todo su peso, perdí el equilibrio y caímos aparatosamente sobre la arena, ella sobre mí, con el filo de su daga ensangrentado.

- ¡Tienes que estar concentrada! Toda la semana y ¿Este es el resultado? -

Agatha gritaba y me impactó con un puñetazo en la mejilla, al tomarme de sorpresa me dolió mil veces más - Demonios - Me quejé en voz baja, la agarré de los hombros y me impulsé para quedar sobre ella, cerré el puño y se lo estrellé repetidas veces, sin importarme dónde golpearía, tomé su propia navaja, y le corte un mechón de cabello.

- La próxima vez no te comportes como una loca psicópata. - Le dije a la cara. -

Agatha comenzó a reír cínicamente, parpadeé y pude percatarme que su cara estaba ensangrentada y ahora que yo entraba en razón, sentí mis puños arder, estaban ensangrentados igual que ella. Me asusté, no había contemplado hacerle daño, estaba avergonzada de mis actos, me paré de inmediato y maldije mentalmente ¿Qué me paso? ¿Cómo pude hacer esto?

- ¡Sí! ¡Esa es la Elena que necesitamos aquí en la arena, allá en la caza de esos desgraciados! Dime cariño. - Se paró con dificultad, agarrándose el torso y se acercó a escasos centímetros de mi rostro - ¿Qué sentiste? ¿Qué despertó en ti para que reaccionaras así? Sabes muy bien que esa es la actitud que todos esperan de ti, ésta es la verdadera Elena, no la pantomima de chica miedosa y sin fuerzas que pretendes pensar que eres, aprende a confiar en tus instintos, y siéntete orgullosa de ellos. - Se alejó y se limpió la cara con su camisa pero aún quedaban restos de sangre que la hacían ver aterradora. Una parte de mí se sentía nerviosa, apenada, y terriblemente mal, pero otra parte de mí estaba saltando de alegría. Aun así, ganó la chica buena. -

- Disculpa, no quise, es decir, estuvo mal... -

- No seas hipócrita contigo misma. - Me miró fijamente. - ¡Cállate! Te sientes feliz y sientes que yo merecía esto, así que no te disculpes. Pero tampoco te alegres, esto es una práctica, la cual reprobaste, si hubiese sido cualquiera de los malditos que cazamos, ya estuvieses muerta. Entiéndelo Elena, en este mundo no hay segundas oportunidades. Ya lárgate, mañana te quiero aquí a las seis de la mañana. -

Inmortales / (Edit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora