Era una noche fría, las gotas de aquella lluvia torrencial golpeaban el ventanal mientras escurrían sobre el, con el cielo completamente oscuro a causa de las negras nubes de lluvia, y el corte de luz en la ciudad, provocando una atmósfera siniestra, mientras la pelinegra se estaba en su máquina de escribir, acompañada de una lámpara de gas al lado de su escritorio, iluminando ligeramente esa área, presionando las teclas a un ritmo lento pero constante, con pequeñas pausas para pensar, mirando la hora en su celular, y preguntándose así misma ¿A qué hora llegará Enid?.
La rubia estaba en el departamento de Yoko junto a Bianca, quienes hablaban de como estaban llevando sus relaciones hasta ese punto, y también mencionando uno que otro chisme del momento.
Dedos se sube a su escritorio, solo observando a la morena escribir, sin hacer movimientos notorios para no desconsentrarla en su estado de inspiración, llevándole un café, y dejandolo a su lado para luego bajar en silencio del escritorio.
La morena se detiene, inspirando profundo, tomando el café para luego levantarse de su silla, su hora de escribir ya había acabado, caminando hasta la ventana del apartamento, mirando la ciudad a oscuras y la lluvia sin señales de ceder, tomando de su café, en silencio.
Mientras se estaba ahí podía sentir con claridad el aroma de Enid por todas partes, era lo único a su alrededor, si se concentraba lo suficiente, podía sentir las emociones en esa fragancia, tristeza al ver videos de animalitos callejeros, emoción de comer nuevos dulces, ansiedad por no terminar las tareas a tiempo, y ese encantador olor a felicidad cada que duermen o hacen cualquier otra actividad en la cama, era el olor más fuerte, y era lo único que podía percibir, mientras más se acercaba a esta.
Dejo el café sobre la mesa de noche, sentándose en la cama mientras con una mano acaricia levemente la sábana, trayendo a su mente recuerdos y momentos agradables, que consiguen plantar una pequeña sonrisa en su rostro inexpresivo, Enid era simplemente mágica, no importa que tan lejos este, siempre consigue los mismos efectos en ella, se dejó caer hacia atrás, envolviéndose con las sábanas y respirando profundo aquel encantador olor a fresas, y ese inexplicable sentimiento de felicidad que lo acompañaba, junto el deseo y la lujuria, rastros de calor a lo largo de la tela, y un mechon rubio sobre esta, solo provocó un deseo en ella, un deseo que debía satisfacer cuanto antes.
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.— Pero dime ya~ ¿Realmente esa chica le tiene celos a la otra?, !Es una locura! — Yoko conversaba con Bianca, bajo la luz de una linterna, sentadas en la cama, mientras que Enid estaba en un asiento no tan lejos del lugar donde se encontraban ambas, solo observando.
La conversación se había convertido en solo una charla de chicas, a quien le gusta quien, y porque alguien odiaba a otro alguien, bastante básica, así que en el momento en que su boca no estaba ocupada hablando de como iba su relación con Merlina, su mente se encargaba de solo hacerla pensar en ella, distrayendo por completo a la menor, que ya no prestaba atención de lo que le decían y solo miraba su celular, cómo esperando algo.
— ¿Estás bien? — Pregunto la vampiro al verla tan distante — Llevas 5 minutos sin apartar la mirada de tu celular.
— !Si!, Solo pensaba en que se está haciendo un poco tarde — Se sentía incómoda, cómo si la ausencia de aquel olor a té le estuviera afectando, era una emoción de soledad que le desagradaba, y deseaba ya irse a casa.
— La verdad es que si, yo también debería de volver ya — Bianca se baja de la cama, y toma su pequeño bolsito de mano sobre la mesa — No quiero que Lily pase demasiado tiempo sola, después le da ansiedad no tener mi olor cerca.
La rubia parpadea rápido hacia ese comentario, cómo si se sintiera algo identificada con lo que dijo. Su celular vibró, llevando sus ojos a la pantalla para ver la notificación, y llenar su corazón de felicidad al mirar lo que era, un mensaje de Merlina con un corto y preciso “Te extraño, ¿Ya vas a volver?”