Rudbeckia

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Ellenia había estado fuera desde temprano en la mañana, así que solo había sirvientes de la casa con expresión fría en la casa.

Le dije a la criada que vino a despertarme que no necesitaba mi desayuno. Salí con buena expresión en el rostro y nadie vino a buscarme en toda la mañana.

Tch , gente desalmada.

Aun así, me sentí un poco mejor acostada en la cama toda la mañana.

Pero fue una pérdida de tiempo, así que finalmente me levanté y me dirigí al baño. Estaba tan contenta de saber cómo lavarme. El sudor nocturno simplemente se lavó con agua tibia y me dirigí al camerino. Las túnicas aquí nunca fueron fáciles de usar solas, pero algunas de las prendas informales simples se podían usar sin tomar prestadas las manos de otras personas. Después de apretarme el corsé y ponerme las túnicas, me puse un sencillo vestido verde con mangas abullonadas blancas.

Debería practicar usándolo solo. No sabía lo que iba a pasar después.

Me puse un poco de maquillaje para cubrir mi tez pálida, peiné mi cabello largo hasta que brilló y salí suavemente de la habitación. Mientras bajaba las escaleras por el pasillo de mármol blanco cubierto con alfombras, vi a escoltas parados como estatuas en la entrada, la línea apuntando hacia el pasillo.

—¿Qué necesita, señora?

Uno de los caballeros, que estaba allí agarrado a su lanza y mirándome fijamente, finalmente habló en voz alta, pensando que no podía soportarlo más.

—Lamento interrumpir. ¿Sabes dónde está mi marido ahora?

—Lo siento, no sabemos dónde está el Duque.

Otro caballero golpeó al que respondió en el hombro.

¿Los dos intercambiaron miradas por un momento?

—No estoy seguro, pero la señorita Ellenia dijo que pasaría por el puerto de Elmos con Lady Furiana hoy a la hora del almuerzo.

—Ah...

—...

—... como sabes, el Duque está de muy mal humor en este momento, y solo ellas dos pueden calmarlo.

'Veo. Esas dos chicas son las únicas que pueden calmar a ese ser de personalidad destructora. Es demasiada información para algo que ni siquiera pregunté. Estoy segura de que fue culpa mía que no se sintiera bien. Sí, conozco mi lugar.'

Todos parecían ansiosos por verme celoso de Flaya.

Parecían pensar que Flaya merecía estar en mi lugar en este momento, pero ¿esperaban que hiciera una escena desagradable con los celos?

Pude ver por qué Rudbeckia en el libro original era particularmente duro con Flaya.

Era natural que todas las partes la alentaran a hacer eso cuando ya tenía una mala reputación. De todos modos, Isuke debe estar ahora en Elmos Harbour.

—Veo. Gracias.

Hubo un momento de silencio. Seguía mirándolos con una sonrisa en mi rostro mientras los guardias volvían a ser estatuas.

No pasó mucho tiempo antes de que sonara una voz lúgubre:

—Arreglaré un carruaje si lo necesita.

—Gracias, señor. Eres muy amable.

..

***

Elmos Port, donde pisé la tierra por primera vez, era un lugar pacífico y exótico con la brisa fresca del mar, el paisaje de muelle abierto, faros, posadas y bares cercanos.