Rudbeckia

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—Por favor, enséñame la próxima vez.

—¿Qué hiciste con tus pies? Como esos movimientos...

—De hecho, me voy de viaje a Romaña este invierno y me temo que me humillarán. No está mal decir que los nobles del sur son elegantes.

A un lado del salón de banquetes, donde se reunían mujeres bellamente decoradas, había mujeres jóvenes de mi edad y damas casadas de mediana edad.

Aunque la presencia de Flaya me estaba poniendo nervioso, a diferencia de lo que me había preocupado, el ambiente era bastante tranquilo y acogedor.

—Me sorprendió más ver bailar a Lord Isuke que eso. Nunca antes había hecho eso.

—Bien, supongo que esta es la razón por la que los hombres cambian después de casarse.

—Depende de la persona. Todo el mundo lo dice, pero ¿por qué no ha cambiado mi marido?

Un estallido de risa sonó ante el lamentable comentario de alguien. De repente, la atmósfera se disparó.

'Sin embargo, eso es lo que siento yo también .'

¿Era solo yo quien seguía notando la cabeza de Andymion desde allí?

—No quiero decir esto, pero cuando ustedes dos aparecieron antes, mi corazón latía con tanta fuerza que casi explotó.

—Yo también, ya estaba muy emocionado de verlo a él y a Sir Iván, pero actuó increíble y... ¡y mostró una apariencia tan salvaje...!

¡Eres popular, esposo. Te llaman salvaje aunque estuvieras más o menos desnudo.'

De no haber sido por su ascetismo, habría sido mi primer novio.

Ya que lo consideraban lindo, ¿debería unirme como su fan?

—En realidad, pensé que yo también iba a morir. No sabes lo nervioso que estaba, casi cometí un error.

—Como se esperaba, ¿verdad? Sea honesto, mi señora también estaba muy emocionada, ¿no?

—Oh por supuesto...

—¡Oh Dios mío!

'Mi esposo, creo que hoy voy a crear tu club de fans.'

'El líder del club de fans seré yo, je. '

—Ah, mi señora, el cardenal Valentino viene a este festival, ¿verdad?

—¿Puedes presentarnos también? Da la casualidad de que mi primo...

¿Por qué cambió el tema justo cuando iba bien? Había olvidado lo popular que era.

¡No el Cesare, señoras! ¡Era un psicópata pervertido disfrazado de hombre guapo!

—El acento sureño es bastante fresco. Sin embargo, a tu marido no parece gustarle mucho, ¿o estoy pensando demasiado?

Siempre había una persona que hacía estallar un buen ambiente.

Por ejemplo, la señorita Consolación.

También eres persistente. Le sonreí a la señorita Consolación, quien fingió estar preocupada, sus ojos grises brillando con burla.

—Soy un poco inmadura.

.. Pensé que Romaña sería más estricta en eso, en comparación con el Norte, pero tienes un espíritu más libre de lo esperado.