Capítulo 5.

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Usualmente los alumnos no se atrevían a mirarlo a los ojos durante un examen, pero en aquella ocasión ni siquiera se atrevieron a mirarlo a ninguna parte del cuerpo: el profesor Price tenía un aura intimidante, densa, que decía muy a las claras lo malo que era su estado de ánimo. No sabían qué podía haberle pasado, y por supuesto nadie se lo preguntaría. Nadie excepto su colega y amigo, el profesor Fawcett, quien enseñaba Literatura Moderna y poseía el don de la franqueza.

-Tienes una cara horrible. ¿Problemas con tu pareja?- le preguntó durante un descanso en la sala de profesores, logrando que Nathan lo mirara con odio un segundo.

-Primero, no tengo pareja. Segundo, métete en tus asuntos y déjame tranquilo, que no estoy de humor.

-Eso se nota, oye… pero vamos, no necesitas ponerte como una fiera conmigo. Te lo pregunto porque me preocupa, siempre eres serio pero hoy echas humo por las orejas. ¿Es algo con lo que te pueda ayudar?

"No", pensó con amargura. "A menos que sepas la forma de descubrir quién es el imbécil que ha donado 200 dólares a Neon anoche para que le dé una sesión privada. Si yo pudiera averiguar quién es, te juro que le rompería toda la…"

-¿Hola, Nathan? ¿Sigues ahí?

Seguía allí, pero se enfrascó en sus cosas para darle a entender a Joey que no estaba dispuesto a hablar, cosa que éste entendió. Es que, realmente, ¡sentía una rabia tan fuerte! Neon era una dulzura, era amable con todos y no merecía que un idiota le ofreciera dinero para que le hiciera un show privado. Esas habían sido más o menos sus palabras, ¡un show privado! Le hervía la sangre al recordar el rostro crispado de Neon y la forma sutil en que se negó a tal pedido, pero sin poder evitar que el resto del stream se lo notara incómodo y con ganas de cerrar.

"Normal. ¿Quién no se ofendería ante semejante atrevimiento? Y no es que Neon sea ingenuo, él sabe que varios de sus seguidores lo miran con deseo… pero vamos, ¡al menos tienen la decencia de no decírselo!".

A él mismo no le gustaba pensar en cuántos de esos seguidores miraban a Neon por su belleza nada más, porque los excitaba o sabe dios qué otra cosa. Pero eso no se podía evitar, todo aquel que se expusiera en las redes se arriesgaba a atraer a público sospechoso. Sin embargo, mientras esos deseos quedaran en sus mentes no había por qué lamentar ningún mal mayor; él mismo, otros podían pensar que pagaba a Neon casi todos los días porque lo veía como una cara bonita y un cuerpo sexy, pero no era así y jamás lo ofendería exigiéndole servicios privados. El problema radicaba en aquellos que sí se pasaban de la raya, y que no entendían de respeto.

"Le mandaré un mensaje privado a Neon. Le diré que cuenta conmigo para lo que sea, y seguro con otros también. Vamos, que si otro infeliz se atreve a molestarlo, le haremos saber cuál es su lugar. ¡Nadie se meterá con él de nuevo, no lo permitiré!".

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