Capítulo 18.

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Hubiera preferido mantener su apasionado primer encuentro con Nathan en secreto, pero tendría que haber conocido mejor a su amiga: en cuanto Elaine lo vio una hora después, cuando la buscó tras una clase para darle el dinero producto de las viandas vendidas, ella supo de inmediato lo que había pasado. O más bien, lo intuyó. Elaine tenía el don de la clarividencia para los asuntos del corazón.

-Tienes otra cara distinta a cuando llegaste. Estás más despeinado de lo usual y estás sonriendo como idiota, igual que él. Dime la verdad, ¿se acostaron en su oficina? Te prometo que no se lo diré a nadie, ¡pero necesito saber si ya lo hicieron!

-¡Baja la voz, imprudente! Dios… a veces no sé si eres curiosa o morbosa. O ambas cosas.- Respiró hondo y luego miró a ambos lados antes de asentir con una sonrisa culpable, haciendo que ella se tapara la boca de la impresión.- Sí… hicimos algunas cosas íntimas, si tanto te interesa, pero no llegamos hasta el final. Nos reservamos eso para cuando estemos en un lugar más romántico, y no corramos riesgo de ser descubiertos. ¿Satisfecha?

-¡Pero hombre, claro que lo estoy! Leo, querido, ¡me alegra mucho que todos tus sueños se hayan vuelto realidad! Porque, aunque suene cursi, sé que soñabas con el profesor Price, con que pudieran estar juntos y todo eso. ¿Y están juntos, no? ¿Se juraron amor o no tuvieron tiempo para romance en medio de su revolcada?

-Eres una guaranga- acusó Leo.- ¿Te costaría mucho moderar tu lenguaje cuando hablas de lo mío con Nathan? Nos amamos, Elle, nos gustamos tanto que fue un flechazo desde que nos vimos en persona por primera vez. Llevábamos tanto tiempo coqueteando que ahora que pudimos, nos dejamos llevar por la pasión y nos hicimos mimos. ¿No lo ves?

-Lo veo, sí. También veo que tienes la bragueta mal cerrada, señor romántico que no se da revolcones con su amorcito- se burló Elaine conteniendo la risa, pero finalmente soltándola y contagiando a Leo, que rió por lo bajo mientras se abrochaba bien el pantalón.- Nene, vamos, ¡tienes que relajarte un poco! Soy tu mejor amiga y te adoro, por eso te he ayudado desde el principio. Olvida mi lenguaje, que podrá no ser educado pero no representa lo que soy. Nunca le diré a nadie los detalles que me cuentes, ni siquiera a Frank, porque puedo ser chismosa pero no soplona. Lo que quieras contarme se quedará entre nosotros. Lo juro.

A Leo le hizo mucho bien poder expresar en voz alta su emoción, su alegría y su felicidad toda, por haberse puesto de novio con Nathan. El corazón todavía le iba a mil por hora cuando cayó la noche y fue hora de empezar el stream, recordando a cada segundo los besos y caricias de su novio. La forma en que lo había tocado… la forma en la que él lo había complacido. Se pasó la lengua por los labios de forma instintiva al recordar eso, y se preguntó cuánto tardarían en encontrarse de nuevo. 

-Neoners, hoy estoy de mejor humor que nunca, así que vamos a aprovechar eso para completar el Crash 4 de una vez por todas. ¡Hoy es el gran día! No me moveré de aquí hasta no derrotar a Cortex. ¡Oh! Una más de las muchas donaciones generosas de TerrordelasLetras. Encanto… ¿hoy se te ha ido la cabeza o quieres batir un récord? ¡Quinientos dólares! ¡Esto amerita un agradecimiento a la altura!

"AHH, ¡QUÉ ENVIDIA ME DA EL TERROR!" escribieron varios al ver como Neon, que lucía radiante, le hacía un corazón con las manos y le enviaba un beso a la pantalla, pero con una actitud especial, como si de verdad lo quisiera besar a través de sus computadoras. Les daba envidia porque Neon nunca coqueteaba con sus suscriptores, al contrario, le gustaba permanecer inocente, pero en ese momento se estaba comportando como todo un seductor. Y era para ese seguidor terrorífico, y aunque podía tratarse del dinero la intuición les decía que no, que no era por los dólares. A Neon le gustaba el Terror de forma especial. Quizás incluso ya habían conversado de forma privada, fuera de stream.

-Dénme un segundo que tengo que mandar un WhatsApp, y enseguida empezamos a jugar. Un momento, ¿sí?- les pidió amablemente, antes de enviar un mensaje a su novio. 

"¿No te preocupa quedarte sin efectivo después de esto? Porque en verdad batiste el récord de donaciones. Ni siquiera he empezado a jugar aún".

Una pausa, durante la cual se ajustó bien sus auriculares, y luego la respuesta de Nat:

"No quiero pecar de arrogante, pero lo que te he donado no es nada comparado con lo que querría regalarte. El mundo a tus pies es poco y con eso te digo todo. Pero bueno… es nuestro primer día de novios, tendré tiempo de consentirte a gusto si me dejas".

"Claro que te dejo, mi amor. Tengo orgullo, pero no me importa perderlo contigo".

Nathan sonrió ufano ante el último mensaje, pero dejó el celular para concentrarse en su portátil. Neon había comenzado la partida y eso era importante, la culminación de un duro esfuerzo por completar el juego. Cuando terminara, podría mandarle otros mensajes. De preferencia que incluyeran fecha y hora para su siguiente encuentro. Después de haber probado la dulzura de su cuerpo, no estaba dispuesto a esperar demasiado por otra sesión. Le urgía volver a besarlo, a acariciarlo, a llenarlo de su amor. Y sabía que a él le pasaba igual. Estaban unidos por el mismo sentimiento arrollador, estuvieran uno junto al otro o separados por una pantalla. 

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