Capítulo 16.

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-No hay caso, ¿no? He intentado pasarme este nivel durante las últimas dos horas, y no hay forma. No puedo conseguir todas las cajas- se lamentó Neon unas noches más tarde, en plena transmisión de su stream. Estaba en el mundo final del Crash Bandicoot 4, un juego que si bien no era tan difícil de pasar, era una odisea superar al 100%. Con su cara de tristeza inocente miró a la cámara y soltó una risita, que le valió una lluvia de comentarios con corazones y emojis dulces.-Son muy amables por haberse quedado hasta el final, pero tendré que seguir intentándolo más tarde. Me muero de sueño y ya estoy bizco de tanto apuntarle a las cajas entre las nitro.

Nathan se la pasaba diciéndole que se lo tomara con calma, y tratara de acortar un poco los directos para poder dormir mejor, pero cuando lo hacía sentía una punzada de pena. Verlo jugar era un deleite no importara cuantas veces perdiera, y cuando la transmisión llegaba a su fin le producía un poco de desazón. Pero todo fuera por su bienestar.

-Malena19, muchas gracias por ser la donadora estrella de la noche, te mando un beso y te deseo buenas noches. VirtuaBoy, Celina15, King_of_Kings, Marcianita y Patrick30, gracias también a todos ustedes por las donaciones y los consejos, les prometo que en el próximo stream me termino el nivel sí o sí. ¿Oh? Esperen un segundo, alguien me ha mandado un WhatsApp. 

Todos pudieron ver su sonrisa mientras revisaba el WhatsApp, pero nadie hubiera podido saber a qué se debía ese buen ánimo. Y es que le parecía un secreto delicioso que Nathan lo estuviera viendo jugar y a la vez le mandara mensajes privados, diciéndole o bien algún elogio por su tenacidad al jugar, o bien algún piropo por lo tierno que se veía sudando y soltando gritos de entusiasmo al superar enemigos complicados. Era como un coqueteo en vivo que le ponía los pelos de punta en el buen sentido.

"Lo has hecho muy bien, Leo. Pero harías mejor en meterte en tu cama y dormir. Avísame cuando lo hagas así te doy el beso de las buenas noches".

-¡Bueno! Gente, yo voy a ir apagando todo, así que ustedes pueden ir haciendo lo mismo… ¿eh? ¿Quién me ha escrito a estas horas? Pues… un buen amigo, sí. Ya ven que soy distraído y me olvido del tiempo que llevo delante del monitor, así que me recuerda que cuide de mí. 

"¿Amigo? ¿No será un novio secreto?"

"¿Lo has mencionado en algún directo antes?"

"¿Es alguien de aquí?"

-Bueno, bueno, ¡cuántas preguntas! No puedo responderles por ahora, pero quédense tranquilos que es alguien de confianza para mí. Eso es todo por ahora, les prometo que estoy en buenas manos.

"Me encantaría estar en sus manos" pensó después de apagar la computadora y alejarse del monitor, riéndose de su propio atrevimiento y yendo al armario a buscar su ropa de dormir. Por lo general dormía con ropa vieja, si hacía frío, y en calzones si hacía demasiado calor, y como estaba refrescando eligió un pantalón de dormir y una camiseta nueva que Elaine lo había obligado a comprar, en su último tour por el shopping. Era exageradamente femenina, de color rosa pastel y con un gatito estampado, pero Elaine no le había permitido llevar otra después de confesarle que le mostraba todas sus compras a Nathan.

-Créeme, me lo agradecerás. Cuando te vea con esto puesto se volverá loco por ti, más de lo que ya está de hecho.

"Elle es así de rara, pero, ¿y si tiene razón? Quizás le guste a Nat… bueno, no pierdo nada con probar" se dijo a sí mismo antes de sacarse un selfie con ese atuendo. No hizo ninguna mirada lasciva, ni gesto con los dedos, ni se quitó el pantalón viejo, pero la respuesta de Nathan fue como si hubiera hecho todo eso junto:

"😶😶😍😍"

-¿Eso significa que te gustó?- murmuró completamente rojo, y completamente feliz, mientras se acurrucaba en su cama esperando el siguiente mensaje.

"Me encantó, tesoro. Te queda adorable, tanto que dan ganas de abrazarte fuerte toda la noche".

"¿Abrazarme, nada más?"

Un minuto de espera mientras escribía, y luego:

"Bueno, me dan ganas de hacerte otras cosas también, pero para eso necesitaría tu permiso. Si estuviera ahí, ¿me lo darías?"

"Te daría permiso para hacerme lo que quieras" respondió con todo el ardor del que fue capaz, para luego dejar el teléfono a un costado. Necesitaba respirar hondo un momento, porque su cuerpo se estaba calentando y Nathan no estaba allí; por lo tanto, su mano tendría que hacer el trabajo sola para recuperar la compostura antes de echarse a dormir.

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