Capítulo 12.

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Se sentía raro con el cabello peinado así, con un poco de gel humectante y un clip invisible para sujetar algunos mechones. Elaine decía que otro día con más tiempo debería hacer una visita a la peluquería, pero por el momento eso tendría que bastar. Entre sus cajones había encontrado un jean en buen estado y unas remeras decentes, pero no hubo caso con las zapatillas: estaban todas tan maltratadas que Elle lo obligó a comprarse otras, algo que ahora podía permitirse gracias al dinero de los streams. 

-Mírate, ¿ves lo que te decía? Estás más lindo que nunca, y todo gracias a mis consejos. Cuando esto acabe y tengas al profesor en el bolsillo, más vale que le hables bien de mí, ¿eh?

Leo la dejó hablar todo lo que quiso, mirándose al espejo con algo de vergüenza. Es cierto que se veía mejor, Elaine incluso le había prestado su corrector de ojeras para que luciera menos cansado, pero no dejaba de sentirse incómodo. Era como si se estuviera preparando para una cita, cuando sólo quería una oportunidad para hablar con Nathan y constatar que era su seguidor en Twitch. ¿No estaba tomándoselo demasiado en serio teniendo en cuenta eso?

-Chico vamos, ¡muévete! Según el horario de clases del profesor Price, dentro de una hora saldrá del salón y se marchará para almorzar. Ahí es cuando entras tú, que tendrás que decirle…

Habían convenido en que Elaine no estuviera presente durante su encuentro, para que no incomodara a Nathan; él probablemente no quería que nadie supiera que miraba a Neon, y con una testigo allí jamás sería sincero. Pero claro, no estar presente no significa que no ayudaría a su querido amigo. Se quedó estoicamente parada detrás de un árbol (lo más trillado del mundo) para poder ayudarlo en cualquier eventualidad, convencida que su plan era a prueba de tontos.

Hasta que el ilustre maestro apareció en su campo de visión, pero acompañado del profesor Fawcett. Algo que también vio Leo y que no le gustó para nada, porque ese otro hombre era demasiado bien parecido y demasiado confianzudo con Nathan, a juzgar por el modo en que se reía y bromeaba con él.

Vamos a ver, no era un ingenuo nacido ayer que no sabía nada del mundo; entendía perfectamente que Nathan tuviera amigos cercanos con los cuales sonreír como lo estaba haciendo ahora, amigos que posiblemente compartían sus gustos literarios, su modo de vida, en definitiva todo lo que él era. Pero de ahí a que no se le hiciera un nudo en el estómago al ver al objeto de su interés tan relajado con alguien más había un mundo de diferencia. En su cabeza Nathan era un hombre solitario que buscaba su compañía, la de Neon, y la de nadie más. Era un pensamiento infantil pero no podía expulsarlo de su cabeza, así que olvidó todo lo que había ensayado con Elle para abordarlo de frente y con un desafío que no reconoció como propio.

-Disculpen, señores- dijo de golpe, saliéndoles al paso para evitar que se marcharan y el plan fuera un fracaso total. Se dio cuenta de la sorpresa/pánico de Nathan al reconocerlo, pero no pensaba dar marcha atrás por nada del mundo.- Estoy buscando a una amiga mía, Elaine Wilson. Ella estudia Literatura y suele estar por aquí a estas horas, vendiendo sus viandas. ¿Alguno la ha visto?

-No, yo no la he visto desde mi clase de esta mañana- respondió Joey Fawcett, mirando a su amigo. - Nat, ¿tú la has visto?

"¿Nat? ¿Le ha llamado Nat?" pensó Leo con un tic en el ojo, pero calmándose al ver la expresión sufrida de Nathan. Era obvio que estar en presencia suya lo alteraba, pero había ido allí precisamente para averiguar la verdad y no podía marcharse sin ella. 

-N… no, no la he visto, joven. Pro… probablemente siga por aquí en algún lugar, pregunte a aquellos muchachos que también son de mi clase y…

Su voz murió allí al darse cuenta de la mirada intensa y a la vez ansiosa de Leo. Esos ojos que lo hipnotizaban noche a noche, esos ojos parecían estar mirándole hasta el alma. En un repentino rayo de iluminación supo que Leo sabía, y en ese momento se rindió de forma abrupta, es decir, desistió de hacerse el tonto; un hombre tenía que hacerse responsable de sus sentimientos y enfrentar las cosas cara a cara, por lo que miró a Joey y suspiró.

-Lo siento, Joey. ¿Podrías disculparme y marcharte solo? He recordado que tengo algo que hacer.

-¡Oh! Está bien, dejaremos el almuerzo para otro día. Nos vemos después… hasta luego, joven. Busque bien que su amiga debe estar por aquí, tiene otra clase dentro de una hora.

Ni Leo ni Nathan lo miraron mientras se alejaba, si no que se miraron entre sí. Y no dijeron nada hasta que Nathan percibió a Elaine por el rabillo del ojo, tratando de escabullirse en silencio. 

-Debí saber que esto pasaría desde la primera vez que la ayudaste con sus viandas. Bueno… ¿prefieres que hablemos aquí o pasamos a mi oficina un momento?

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