Nathan tenía un departamento en la zona más cara de la ciudad, como todo un niño rico, pero ninguno de sus lujos se comparaba al de estar allí; en la habitación de Leo, de Neon, donde lo había conocido por primera vez y en donde lo veía noche a noche jugando videojuegos. Su expresión al ver el set-up fue casi de reverencia, como si se hubiera topado con un templo divino y no con el cuarto de un muchacho de clase media, que recién ahora estaba comenzando a mejorar su equipamiento de streamer.-Por lo que veo, te gusta mi lugar- bromeó Leo agarrándolo del brazo, feliz de verlo tan entusiasmado.- No será un set-up profesional pero no está mal, ¿no?
-Es… perfecto. Es el sitio más perfecto que he visto.
-Jeje… mira, este es el teclado nuevo que compré, todavía no tuve tiempo de instalarlo pero las luces quedarán así- le explicó señalando la caja apoyada junto al escritorio.- Y aquí guardo mis juegos físicos, que como verás no son muchos. Los juegos en formato físico son caros, además solo tengo una Switch, así que la mayoría de mis juegos son digitales y los tengo en la pc. ¿Qué te parece?
-Adorable… aunque tendrás que enseñarme la diferencia entre unos juegos y otros, sabes que yo no soy un experto en el tema precisamente. ¿Tienes muchos en tu computadora?
-Sí, porque son de los más baratos. Aunque espero poder ahorrar para comprar alguna otra consola, una PS5 por ejemplo, que es la más potente del mercado. Y además me encanta su catálogo de juegos, podría hacer muchas más cosas en el canal si tuviera una maravilla así.
-Yo podría comprártela si quieres- ofreció Nathan sin vacilar, sonriéndole.-Solo tienes que pedirla y la tendrás. Y también los juegos que desees, para que puedas estrenarla enseguida.
-Eres un…- se echó a reír, incapaz de hacerse el ofendido o de reprocharle su excesiva generosidad.- Eres todo un caso, ¿lo sabías? No muchos hombres serían capaces de esa generosidad sin esperar algo a cambio. Será por eso que, lejos de asustarme, me encanta como me consientes…
-¿Oh?- al estar tan cerca uno del otro, no le costó demasiado enlazarlo por la cintura, besar su mejilla y mirarlo con cariño.- ¿Entonces, me dejas regalarte la consola que quieres? ¿No herirá eso tu orgullo?
-No hieres nada, quédate tranquilo…
-Te juro que no quiero pagar por tu atención- le susurró, besándole la comisura de los labios.- Es solo que, ¡amo las dos cosas! Amo consentirte, hacerte feliz con mi dinero, y también amo tenerte a mi lado como novio. En este momento me podría estallar el corazón de dicha, de tanto sentir tus latidos, tu transpiración.
-¡Sí me sigues tocando ahí, sentirás algo más que sudor!- gimió entre risas al sentir una mano acariciando su entrepierna.- Pero, Nat… déjame decirte algo antes que me vuelva loco…
-¿Sí?
Leo agradeció vivir solo, así fuera en un departamento modesto, para poder ser libre de decir lo que estaba por decir sin miedo a que alguien lo oyera.- A mí también me gustan las dos cosas, estar contigo y recibir tus atenciones. No toleraría esto de nadie más, pero contigo es diferente.
-¡Mi amor!
-Te amo, Nat. Me excitas como hombre, me vuelves loco, y me excita que seas como… como un…
-¿Sugar daddy enamorado?- sugirió con picardía. Al verlo asentir, le abrió lentamente el cierre del pantalón para liberar su miembro en crecimiento.- Entonces seré ambos, tesoro. Tu novio, que te ama con locura, que te ha deseado desde que te vio en stream, y tu sugar, que te hace regalos, que te consiente, que te trata como un príncipe. ¿Está bien así?
-¡Sí! Cualquier cosa está bien mientras estés conmigo… ah…
-Será mejor que vayamos a la cama- susurró, bajandole también el calzoncillo con una mano, mientras con la otra alborotaba aún más su cabello.- Porque a juzgar por lo excitado que estás, no podrás estar de pie mucho más tiempo.
-¿Y luego me compras la PS5?
-Te la compraría aunque no me des ni un beso, pero ya que vas a brindarme una hermosa tarde de sexo, te compraré dos si quieres. Una para la habitación y otra para el salón- dijo medio en broma, medio en serio, riendo alegremente y tumbándolo en la cama para desnudarlo, para gozar por primera vez de su cuerpo entero. Como muchos chicos que vivían pegados a la pantalla estaba algo pálido y falto de músculos, pero eso no le importaba, porque para amar a alguien como él lo hacía, no hacía falta tener el mejor físico. Los besos de Leo eran más que suficientes, su entrega absoluta y su ardiente forma de frotarse contra su miembro, todo era una locura que le alcanzaba para sentirse completamente satisfecho.
¡Ese sexo, por dios! Nunca había tenido un sexo tan bueno, vibrante, con tanto extasis en cada roce y cada gemido. Leo era un volcán dormido a la hora de pedir más, de contorsionarse para que lo poseyera en cada postura posible, de susurrarle cosas ardientes al oído. Perdió la cuenta de las veces que acabaron, juntos, por separado, en la cama y luego en la ducha. Parecía que su pasión conjunta no tenía fin, que habían esperado virginales durante todas sus vidas hasta llegar a ese momento. Pero no, los dos tenían experiencias previas, aunque por lo visto ninguna de ese calibre. Ningún otro amor se comparaba al que habían descubierto el uno con el otro.
-Mi amor…- dijo después de un rato, abrazándolo por detrás y besando su cuello húmedo.- Creo que ya son casi las nueve. ¿Quieres que me quede a cenar?
-Definitivamente… mhh, sí, lámeme ahí, que es una delicia- se interrumpió Leo jadeante.- Sí, quédate. Me da pereza cocinar para mí solo, pero si estás aquí será diferente.
-Lo que tú quieras, mi amor.
-Y también me prometiste una PS5. Bueno, dijiste que serían dos si teníamos una tarde de sexo. ¿Cumplirás con tu palabra?
-Dalo por hecho. Es más, préstame tu computadora un rato y te las pediré mientras cocinas. Estarán aquí para mañana mismo.
-Ehh… tonto, ¡estaba bromeando! No necesito dos consolas, ni se te ocurra hacer ese gasto sin sentido- advirtió asustado para luego oírlo reír, dándose cuenta que le estaba tomando el pelo.-¡Serás! Por un momento pensé que lo decías en serio.
-De acuerdo, de acuerdo, ¡una sola consola! Y al menos un par de juegos, tú me dirás cuáles. ¿Eso te gustaría?
-Sí, eso sí…
-Perfecto, entonces. Si quieres alguna otra cosa pídela sin vergüenza, ¿eh? Que mi generosidad no tiene límites.
-Bueno, podrías pedirnos un postre para después de cenar.
-Hecho.
-Y…
-¿Sí?
-Y una ronda más, por lo que más quieras. Tu bulto se está poniendo grande otra vez contra mi trasero, ¿cómo se supone que resista eso?- preguntó con un gemido ahogado, al tiempo que Nat sonreía y se frotaba contra él con más fuerza. Cuando el mayor lo puso boca abajo y le separó las piernas, dejó de pensar. En ese momento lo único que le interesaba era ser penetrado por Nathan hasta quedar lleno de su amor, y no tenía cabeza para pensar en la cena o en los caros regalos que quería hacerle.
"Nathan podría ser más pobre que yo y me daría exactamente igual, en tanto me siga haciendo el amor así" pensó delirando de placer, deseando que el día fuera eterno para poder compartirlo a su lado. O debajo suyo, más bien.
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Offline Love
RomanceUn profesor universitario al que todos sus alumnos temen. Un streamer joven y entusiasta que no juega bien, pero lo hace con el corazón. ¿Qué lleva a uno a enamorarse perdidamente del otro? ¿Y de qué formas podrían ambos llegar a conocerse más allá...